¿Quiere que su hijo sea un delincuente?

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La familia es muy necesaria para formar un joven por el camino del bien, cuando esta falla siempre hay problemas. Hoy más que nunca, dijo san Juan Pablo II, muchos fenómenos negativos que se lamentan derivan del hecho de que los jóvenes pierden de vista los valores, no poseen criterios seguros de comportamiento y para afrontarlos hay que mostrárselos. La experiencia enseña que ellos bien preparados para la vida familiar en general van mejor que los otros. Por tal motivo, es necesario mostrarles las metas, ideales y el valor de lo bueno para que crezcan.
Hay un decálogo que nos puede ayudar mucho a reflexionar sobre la formación correcta que se debe dar al hijo, de Emilio Calatayud, juez de menores del tribunal de Granada, España:
1. Comience la infancia dando a su hijo lo que le pida, así crecerá convencido de que el mundo le pertenece.
2. No se preocupe por su educación ética o espiritual, espere a que alcance la mayoría de edad, que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga ‘palabrotas’ ríase mucho, esto animará a su hijo a hacer cosas más graciosas.
4. No le regañe ni le diga que algo de lo que hace está mal, podría crearle complejo de culpabilidad.
5. Recoja todo lo que deja tirado, libros, zapatos, juguetes, así se acostumbrará a cargar su responsabilidad en los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos, cuide que sus platos, cubiertos y vasos, estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer del mismo dinero es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, comodidades y placeres; el sacrificio y la austeridad podrían producirle frustración.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos, piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
Este decálogo va en la línea de fomentar el egocentrismo, sólo yo, sin importar el otro, es decir, indiferencia total, por ello la pregunta ¿quiere que su hijo sea un delincuente? Depende de usted y de la formación que le ofrezca para que no sufra consecuencias que le harán llorar lágrimas amargas, viéndolo andar por el mal camino, en un retén, una cárcel o muerto.

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