Con una canasta básica en 176.975 bolívares, el aumento que fue aprobado para los educadores los sigue dejando en la pobreza, pues el maestro que mayor salario devengará para este mes no llegará a cobrar ni 30 mil bolívares, aún con los ajustes realizados en la I Convención Colectiva Única de Trabajadores de la Educación (VIII Convención Colectiva de los Educadores).
Rebuscándose permanece el magisterio, el término “matando tigre” se ha vuelto común entre la comunidad educativa para expresar que están realizando distintos trabajos y así lograr mantener a su familia, pues con el sueldo que perciben no les alcanza ni para el mercado.
Se suele escuchar que la docencia es una de las profesiones más nobles, algo de lo que están conscientes los educadores, sin embargo para ellos ha llegado a su límite la nobleza que hoy en día los mantiene en condiciones lamentables y que no recompensa el esfuerzo que diariamente realizan para formar al futuro del país.
Tareas dirigidas y el comercio son las principales actividades a las que ahora se dedican los profesionales de la educación además de su trabajo en algún instituto para así percibir otro ingreso.
El tiempo que invierten en brindar conocimientos no les permite a los maestros realizar alguna de las habituales colas que ahora se ven. Muchas veces deben elegir entre ir a trabajar o pasar toda la mañana en algún establecimiento en donde vendan productos regulados, pues resulta un gran tormento cuando deben comprar a alto costo para poder alimentarse.
Sin lograr el objetivo
Durante meses los docentes de todo el país permanecieron en las calles para exigir que se firmara el contrato bajo sus parámetros entre los cuales solicitaban un primer incremento salarial del 150%, esto basado en el sueldo mínimo actual y con escala móvil que permitiera que cada vez que se realizara un ajuste en este, los maestros también lo disfrutaran, pero no fue así. De hecho este fue un rechazo que presentó el Ejecutivo Nacional desde el primer momento.
Esta propuesta fue hecha precisamente para evitar que la situación en la cual se encuentra se mantuviera, pero fue poco lo que se logró, apenas la mitad del incremento propuesto por la base fue lo que aprobó el patrono para todo el 2016.
Como imposición del Gobierno Nacional y traición de parte de las federaciones que deben representar a los maestros, fue catalogado el hecho de que se aprobara tal documento el cual aseguran es “el asesinato de la profesión docente”. Desde el mes de octubre de 2015 esperaban la firma del contrato, pues la promesa del presidente Nicolás Maduro fue firmar la convención antes de que la misma se venciera.
Un enorme déficit quedó entre lo propuesto y lo aprobado. Una de las cifras que evidencia esto es el hecho de que el docente que mayor sueldo devengará para cuando concluya la actual convención colectiva, en el 2018, recibirá un salario de 60.802 bolívares. En el proyecto presentado por la base del magisterio se tenía previsto que el sueldo fuera de 281.942,10 bolívares.
Con marchas, paros y asambleas el magisterio ejercía presión, pero esta no fue reflejada en la firma la cual dejó con muchas deficiencias el proyecto presentado por la base para la contratación, la cual a partir de este año tomó otro rumbo agrupando además a personal obrero y administrativo de los planteles educativos.
“Gran indignación, rabia y rechazo”, sintieron los educadores ante la aprobación de un contrato que no los beneficia como debería, aseguró Frank Andrade, secretario nacional de contratación del Colegio de Profesores.
Los docentes temen nó solo por su bienestar social y económico, sino por el futuro de la educación la cual aseguran, es la principal afectada cuando el maestro no es bien recompensado.
Gran vocación deben tener quienes se dedican a la labor de educar; sin embargo la vocación no alcanza en algunos casos. Quienes ejercen actualmente la profesión ponen en duda que exista un incentivo para una nueva generación que esté dispuesta a dedicar su vida a formar el futuro del país y recibir poco a cambio.
La famosa “reivindicación salarial para del magisterio”, termina siendo un mito, parte de las falsas promesas, aseguran los docentes que desde hace meses expresaron la necesidad de devengar un sueldo que permita tener una vida digna.
La denuncia del magisterio también va dirigida a las condiciones actuales de las instituciones educativas dependientes del Ministerio de Educación. Durante la lucha emprendida en el 2015 solicitaban que estas fueran mejoradas, tanto en infraestructura como en materiales necesarios para dar clases.
“Nosotros mismos debemos costear los marcadores, el borrador o cualquier otro implemento que necesitemos, porque es poco lo que se da”, dijeron los maestros en una de sus protestas.
La educación es la base de un país, y si bien pocas veces la labor de los educadores ha sido recompensada de la manera debida, actualmente pasan por uno de los momentos más difíciles, a pesar de los esfuerzos que pueda realizar el Ejecutivo Nacional, el magisterio se siente atropellado al no ser escuchado y no dársele el puesto que se merece a una de las carreras más importantes no solo en Venezuela, sino en el mundo entero.
