Venezuela despide con profundo pesar al maestro Freddy Salcedo, conocido como “Su Majestad del Llano”, uno de los más grandes exponentes de la música llanera, quien falleció este lunes a los 80 años de edad en el Hospital Central Jesús María Casal Ramos de Acarigua, estado Portuguesa.
Nacido en Valencia, estado Carabobo, el 19 de abril de 1945, Salcedo dedicó su vida a cantar, componer y preservar las tradiciones del llano venezolano. Su voz potente, su estilo versátil y su lírica profundamente enraizada en la ruralidad hicieron de él un referente indispensable del folclore nacional y un embajador cultural más allá de nuestras fronteras.
Autor e intérprete de himnos inmortales como “Viejo Soguero”, “La Fundadora”, “Aragüaney”, “El Cimarrón”, y “Mi Ranchito”, Freddy Salcedo grabó un total de 19 álbumes, marcando un antes y un después en el cancionero popular del país. Su primer éxito discográfico fue “Vestida de garza blanca”, de Pedro Felipe Sosa Caro, grabado entre 1979 y 1981, que lo catapultó a la escena nacional.
Premios y éxitos
A lo largo de su carrera, fue galardonado con 23 premios, entre ellos cinco internacionales, el prestigioso Florentino de Oro, y un Doctorado Honoris Causa en 1988. También fue merecedor del premio Vicente Emilio Sojo, en segunda clase, por su aporte invaluable al arte venezolano.
Su título de “Su Majestad del Llano” no fue un mero apelativo artístico, sino el reconocimiento a una trayectoria de profunda conexión con el alma campesina, a su compromiso con la difusión de las costumbres, creencias, paisajes y sentimientos del hombre del llano, y a una obra que sirvió de puente cultural entre generaciones y entre países.
Legado internacional compartido
Además de recorrer los más importantes escenarios de Venezuela, Freddy Salcedo llevó su arte a Colombia, Argentina y Francia, donde su canto fue acogido como símbolo de identidad y memoria compartida entre pueblos hermanos.
La partida física del maestro Salcedo deja un vacío enorme en la música tradicional venezolana, pero su legado vivirá eternamente en cada festival, en cada arpa, cuatro y maraca, y en el corazón de quienes aman la riqueza de nuestra cultura.