Un grupo de veterinarios trepó sobre pesadas cajas de metal la mañana del martes, cargándolas una a una en una flota de camiones. Entre la carga: tigres, monos, jaguares, elefantes y leones, todos huyendo de la última ola de violencia de los cárteles que azota la ciudad de Culiacán, en el norte de México
Durante años, mascotas exóticas de miembros del cártel y animales de circo han vivido en un pequeño refugio a las afueras de la capital de Sinaloa.
Sin embargo, el año pasado estalló una sangrienta lucha de poder entre facciones rivales del cártel de Sinaloa, sumiendo a la región en una violencia devastadora y dejando a los líderes del Santuario de Ostok conmocionados por ataques armados, constantes amenazas de muerte y la falta de suministros esenciales para mantener con vida a sus 700 animales.
La organización de ayuda partió de Culiacán el martes y transportó a los animales durante horas por todo el estado con la esperanza de que escaparan del embate de la violencia. Pero los combates se han extendido tanto en la región que muchos temen que inevitablemente se extiendan.
“Nunca habíamos visto una violencia tan extrema”, dijo Ernesto Zazueta, presidente del Santuario de Ostok. “Nos preocupa que los animales que vienen aquí tengan un futuro mejor”.
Las facciones del cártel luchan
La violencia en la ciudad estalló hace ocho meses cuando dos facciones rivales del Cártel de Sinaloa comenzaron a luchar por territorio después del dramático secuestro del líder de uno de los grupos por un hijo del notorio capo Joaquín «El Chapo» Guzmán, quien luego lo entregó a las autoridades estadounidenses en un avión privado.
Desde entonces, los intensos combates entre facciones fuertemente armadas se han convertido en la nueva normalidad para los civiles de Culiacán, una ciudad que durante años evitó lo peor de la violencia de México en gran parte porque el Cártel de Sinaloa mantenía un control total.
“Con la creciente guerra entre las dos facciones del Cártel de Sinaloa, han comenzado a extorsionar, secuestrar y robar autos porque necesitan fondos para financiar su guerra”, dijo el analista de seguridad David Saucedo. “Y los civiles de Culiacán son los que sufren”.