Con talento, disciplina y pasión por la tecnología, el Colegio San Vicente de Paul celebró su reciente participación en la Olimpiada Robótica Creativa, donde obtuvo una mención honorífica por su destacado proyecto “Vicetronics”, además de lograr la clasificación a la fase nacional de esta exigente competencia que promueve la educación científica y el pensamiento tecnológico entre los más jóvenes.
Un triunfo que nace del esfuerzo conjunto
El reconocimiento es fruto del esfuerzo colectivo de estudiantes: Andrea Marcano, Ana Paula Abreu, Kenneth Mathison, Rodrigo Díaz, Sebastián Contreras, Isaac Hernández, docentes y representantes, que apostaron por la innovación, la robótica educativa y el trabajo colaborativo.
Para el tutor Luis Corado, tutor de robótica del colegio, la participación no solo representó una oportunidad de competir, sino también de sumarse a un movimiento de transformación académica.
“Están en un ambiente donde todo el mundo está pensando en lo mismo: ciencia, matemáticas, tecnología. Es muy interesante ver cómo tanto instituciones públicas como privadas están priorizando estas áreas al nivel del deporte”, expresó.
Curado además resaltó que el buen desempeño del equipo puede abrir nuevas puertas: “Hacerlo bien en la competencia implica más apoyo. Es posible que, con este resultado, se organicen más competencias en nuestra región, lo que sería un gran impulso para todos los jóvenes interesados en la robótica”.
Tecnología, creatividad y trabajo en equipo
El equipo representado por varios estudiantes del colegio trabajó con robots tipo “seguidor de línea”, desarrollados con tecnología de impresión 3D y programación avanzada.
Rodrigo Díaz, uno de los integrantes, explicó que “los robots fueron preparados para seguir una línea de forma autónoma. Durante la competencia nos enfocamos en arreglos, pruebas constantes y adaptaciones rápidas en los momentos clave del torneo”.
Destacó además el valor humano de la experiencia: “Las amistades, el ambiente, todo fue muy bonito. Me encantaría volver a vivir una experiencia así”.
Por su parte, Ana Abreu, miembro del equipo técnico, detalló que el robot utilizó un sistema PID (controlador proporcional, integral y derivativo), una metodología que permitió una mayor precisión en la trayectoria: “Al colocar tres sensores juntos y simular cinco estados, el robot nunca perdía la línea, lo que le daba mayor estabilidad y velocidad. El chasis fue impreso en 3D, lo que también aportó a la eficiencia del diseño”.
Un viaje que valió la pena
La competencia se celebró en la ciudad de Valencia, y agrupó delegaciones de diversas regiones del país. Según Kenneth Mathison, otro de los participantes, fue una experiencia enriquecedora en todos los sentidos: “Vino gente de estados lejanos como Amazonas y Mérida. Nosotros también hicimos un gran viaje. Sacrificamos muchas cosas para estar allí, y la verdad es que valió la pena. Me gustó mucho”.
Una nueva generación impulsada por la robótica
El reconocimiento recibido por el Colegio San Vicente de Paul es más que un premio: es la validación de una apuesta firme por la educación científica y tecnológica como camino de futuro para las nuevas generaciones. El proyecto Vicetronics simboliza la capacidad de los jóvenes venezolanos para innovar, competir y destacar, aún en contextos retadores.
Con su clasificación a la fase nacional de la Olimpiada Robótica Creativa, el colegio se prepara para seguir dejando en alto el nombre de su institución, con el compromiso de formar líderes que transformen el país a través del conocimiento, la creatividad y la tecnología.
