En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
le doy gracias al Dios que fuere,
Por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias,
no he gemido, ni he llorado.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror,
Y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuán estrecho haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve mi espalda,
Soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.
William Ernest Henley
¿Qué es la libertad?
La libertad es la capacidad de una persona para actuar según su propia voluntad. Se trata de uno de los valores más trascendentales del ser humano. La palabra libertad proviene del latín libertas y significa “condición del que es libre”, esto es, el estado o situación de la persona que no es esclava ni prisionera, y tiene la posibilidad de tomar decisiones y realizar cualquier acción que desee, sin estar determinada por una circunstancia externa.
Ser libre significa poder elegir y actuar de acuerdo con las propias creencias, valores y deseos.
Sin embargo, es importante recordar que la libertad conlleva responsabilidades. Ser libre no significa hacer lo que queramos sin tener en cuenta las consecuencias. También implica actuar de manera consciente y respetuosa hacia los demás, reconociendo sus derechos y su dignidad.
La libertad es un valor fundamental que se vincula con la capacidad de las personas para expresar sus ideas y perseguir sus metas sin restricciones injustas. Su valor radica en brindar la oportunidad de explorar, aprender y crecer, para alcanzar el máximo potencial en la vida.
Al mismo tiempo, la libertad fomenta otros valores tales como la diversidad, la tolerancia y la convivencia social, en tanto guía las acciones humanas al diálogo. En ese sentido, el sistema democrático es el que protege la libertad de las personas.
En política, la libertad se refiere al derecho fundamental de los individuos para tomar decisiones autónomas y participar en la vida pública. Implica la protección de los derechos civiles y políticos, tales como la libertad de expresión, de asociación, de prensa y de religión, así como la igualdad ante la ley y la protección de los derechos humanos.
En el contexto político, la libertad también se relaciona con la democracia y el Estado de derecho, donde las instituciones gubernamentales están sujetas a la voluntad popular y deben operar dentro de los límites establecidos por la ley.
Además, la libertad política implica la participación activa de los ciudadanos en la toma de decisiones, a través del voto y otras formas de participación, lo que garantiza la rendición de cuentas y la representación adecuada de los intereses de la sociedad en su conjunto.
Concepto de libertad en filosofía
A lo largo de la historia, se han tomado dos posiciones distintas respecto del concepto de libertad. Para algunos pensadores, la libertad es una problemática de lo interior y la propia voluntad, mientras que, para otros, es de lo exterior y social.
En el mundo grecolatino, la concepción de libertad apuntaba a la condición del ciudadano autónomo. Con la llegada del cristianismo, se añadió el sentido de la libertad “interior”, en función de que la conversión cristiana se relacionaba con la idea de tomar decisiones libres. Esta idea cristiana del libre ejercicio de la propia decisión estaba influida, a su vez, por las filosofías estoica y helenista.
En la Edad Media, la filosofía escolástica retomó el concepto de libertad interior de Aristóteles, quien la asociaba con el libre albedrío, definido como la capacidad de elegir entre opciones.
Más adelante, la filosofía moderna desarrolló un concepto de libertad relacionado con la idea de necesidad. Descartes creía que la libertad era el acto de la voluntad que se dejaba guiar por el entendimiento. Esto se acentuó con la distinción de Spinoza entre libertad, razón y naturaleza.
El empirismo, por su parte, sostuvo que la libertad era una cuestión externa, ya que tenía que ver con la conducta, y no con la voluntad interior. En la Crítica de la razón pura (1781/1787), Kant distinguió la libertad del pensamiento y la necesidad causal en el mundo empírico. Sostuvo que, en el mundo de la experiencia, guiado por la necesidad causal, no había posibilidad para la libertad. En cambio, sí era enteramente libre el pensamiento, que la podía postular como una exigencia ficticia de la moralidad para la condición del acto humano.
En la actualidad, la noción de libertad se centra en la libertad exterior, como un derecho y un modo de conducirse, y es fundamental en las políticas constitucionales de la mayoría de los Estados.
¿Momentos de reflexión?
Maximiliano Pérez Apóstol












