#OPINIÓN Red de Instituciones Larenses: Venezuela… ¿Ave Fénix? #10Ene

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Los sobrevivientes de esta Tierra de Gracia, llamada Venezuela, tal vez podamos disponer de la bondad de Dios Todopoderoso, de la Divina Pastora y, como aquella Ave Fénix que, según la mitología griega, resurgió de entre las cenizas, podamos resurgir de entre los escombros de la tierra arrasada que pudo ser un país próspero y analizando las experiencias se pueda planificar acciones correctivas y ejecutarlas con la debida, necesaria e ineludible supervisión y control; dentro de una seguridad jurídica, impecable e inobjetablemente proba; respetando el espíritu propósito y razón del legislador digno que redactó la Constitución Nacional, las leyes y los reglamentos dentro de los preceptos tradicional e internacionalmente aceptados.

Algunos parlamentarios ratifican una incongruencia que desde siempre he pregonado:

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“Para hacer las leyes no se necesita ser jurista y en oportunidades ni siquiera la honestidad, la urbanidad o el decoro son requisitos indispensables; basta con que el dedo del poder político te unja, te apoye y te lleve a un curul, pero para ejercer algunos adefesios jurídicos tienes que ser abogado”.

Recuerdo a un personaje larense del cual se decía que opinaba qué:

“A la Ley de Gravedad había que derogarla”.

Las leyes económicas no aceptan impunidad y rigen la economía de las personas, de los sectores de la producción; son las que tutelan el bienestar de la población.

Un país que no obtiene beneficios en sus actividades económicas se anula y entrega su soberanía. Es donde no entiendo porque se sataniza a un país “RENTISTA” … 

“RENTA Y BENEFICIO SON SINONIMOS”.

El empresario es el motor de la economía, representa el dinamismo de la acción económica más allá de mágicas palancas o de las relaciones Capital/Producto. Es el agente principal de la producción, puesto que combina a los otros factores.

Advierte el autor J. B. Say:

“El empresario debe ser un buen calculista de la relación rendimientos y costes; un buen planificador, para estar alerta y no desperdiciar las buenas ocasiones de inversión. Ha de ser audaz… capaz de asumir riesgos e incertidumbre”.

Para ser un buen empresario la primera y principal cualidad es el buen juicio, la prudencia. Es quien concibe y ejecuta las combinaciones de los factores de producción. La segunda: El conocimiento de los seres humanos. Saber tratar a los demás; proveedores, clientes, a sus empleados y obreros. La tercera: Debe estar dotado de constancia y energía de carácter; en fin, ha de poseer espíritu e inventiva… de cierta intuición.

La innovación debe ser distintivo del empresario, quien en la mayoría de las oportunidades tiene que romper con tradicionales medios y métodos de producción; teniendo que vencer resistencias legales y adaptarse a las condiciones ambientales, entre otros obstáculos que debe sortear.

Para aunar el desarrollo económico y el social hay que lograr que los aumentos de producción y potencialidad futura superen el incremento experimentado por la población y su ritmo de crecimiento demográfico, corrigiendo las profundas desigualdades creadas y que la distribución funcional primera pudiera establecer en el reparto de los beneficios generados por los bienes producidos. A la producción hay que asociar una política de ingresos, a fin de que aumente el producto per cápita y que en ese promedio se minimicen las desviaciones que generalmente conocemos.

“Producir es crear utilidades capaces de satisfacer las necesidades humanas.”

Donde quiera que haya incremento de utilidades habrá producción en sentido económico.

Para producir hay que combinar una serie de elementos. En la fabricación del más simple objeto intervienen diversos factores: materias primas y energías, fuerzas de trabajo, la disposición de fondos monetarios, etc. Para cada bien producido habrá sido diversa la especie, cantidad y calidad de los medios empleados.

A la clásica división de los factores de producción: La Tierra; el trabajo y el capital hay que agregarle el empresario, el Estado y la tecnología.

La Tierra no se refiere exclusivamente a los predios agrícolas o a la extensión de nuestro planeta. Quizás fuera más adecuado hablar de “la Naturaleza”. Para extenderlo a las energías y a los recursos naturales. Es la Tierra, el factor más originario de producción pues le fue anterior a él y en ella encontró cobijo y la base de su subsistencia.

El trabajo supone la acción de los seres humanos sobre la naturaleza. Con su esfuerzo deben encontrar el cobijo y el sustento, extraer de ella todo lo necesario para su continuo perfeccionamiento y progreso. Somos los rectores de la economía.

El capital: Cuando adopta la forma de bienes reales o de capital. Es un factor derivado de la producción; un factor instrumental que sirve para agilizar, simplificar y multiplicar la fuera de trabajo de los seres humanos.

El empresario: es el factor más dinámico de la producción, es el principal agente, por ser su coordinador, impulsor y director de los demás factores. Especial distinción merece el empresario por ser creador y ejecutor de nuevas combinaciones productivas, que hacen progresar a la humanidad, proporcionándole mayor suma de bienestar con menores esfuerzos y costos.

El Estado: Es ineludible para un Estado moderno asumir su responsabilidad como factor de producción, sin el intervencionismo a que le induce el poder. Su acción comprende: La acertada planificación de la estructuración del país y la sabia coordinación de los esfuerzos comunes. La creación de infraestructuras productivas: Vías de comunicación, etc. Monetarias y crediticias: emisión de moneda, ordenación bancaria, etc. Legales: Regulación jurídica basada en el “Estamento Legal vigente, haciendo realidad la justicia imparcial.

La tecnología ha marcado pauta determinante en los sistemas productivos globalizados y a ello tenemos que adaptarnos.

La agricultura, como sector primario de la producción incluye la ganadería, la silvicultura, etc., y merece especial atención. Partiendo de que los precios de los productos del sector agrícola constituyen la “Remuneración al Trabajo” y que: “La Remuneración al trabajo es un Derechos Humano”, establecido en la Declaración Universal emanada de la O.N.U., es propicio recordar la máxima de la Oficina de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (F.A.O

“La soberanía agroalimentaria de las naciones comienza cuando su población dispone de los ingresos necesarios para adquirir sus alimentos.”

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Maximiliano Pérez Apóstol

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