Oscuro es el panorama que se plantea en torno a la caficultura en Venezuela. Los créditos de la banca pública se encuentran paralizados, amenazando el mantenimiento de las plantaciones y por ende, los niveles de producción.
Al respecto, el presidente de Pacca Río Claro, Henry D´ Santiago, señaló que sin estos recursos es imposible adquirir los fertilizantes y fungicidas para la limpieza de la cosecha. «No hay dinero. El Gobierno compró el café y se olvidó de los productores, portándose peor que los comerciantes porque ellos prestaban dinero a intereses elevados, pero al menos podíamos hacer inversiones».
El dirigente gremial agregó que a esta realidad se suma la escasez de insumos básicos para trabajar la tierra.
Explicó que con la expropiación de Agroisleña, cesaron todas las posibilidades de crecimiento en el campo. «No tenemos fertilizantes, fungicidas ni herbicidas. Las empresas de productores éramos distribuidores de Agroisleña, pero desde que centralizaron las operaciones de Agropatria en Barquisimeto, el acceso a los productos es cada vez más difícil».
Contó D´ Santiago que cada productor puede adquirir apenas una garrafa de cinco litros de herbicidas, el cual alcanza sólo para el mantenimiento de una hectárea sembrada por escasos dos días.
Precios ajustados
Los caficultores han realizado diversos estudios para determinar un precio del quintal del café ajustado a sus estructuras de costos y con márgenes de rentabilidad. «La mayoría de los caficultores están abandonando sus cosechas y se fueron a la economía informal para poder sobrevivir».
La aspiración de los trabajadores del campo es que el precio del quintal se fije en 2 mil 400 bolívares, en aras de que se cubran las estructuras de costos y exista un margen de ganancia adecuado a su necesidades.
El dirigente gremial recordó que la revisión de precios es urgente e instó a las autoridades a ofrecer el financiamiento prometido.
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