Una invasión de caracoles africanos tomó por sorpresa a la urbanización Fundalara, al este de Barquisimeto.
En una rápida respuesta, y en atención a un reporte de la zona, un equipo de funcionarios de la Dirección de Salud Ambiental y Contraloría Sanitaria del estado Lara, estuvo la tarde de este miércoles en el lugar y comenzó un operativo de inspección de cien viviendas, en las que primeramente levantará un informe de índice de afectación y luego procederá a erradicar la especie.
La doctora Isis Fernández, directora del organismo actuante, se acercó a Fundalara y sostuvo que efectivamente estaban en presencia del caracol africano, el cual se reproduce alrededor de cien huevos diarios y más de mil a lo largo de su vida.
Advirtió que el mismo incide contra la salud pública cuando está infectado porque afecta el sistema nervioso central del ser humano y le produce encefalitis; inclusive, la muerte.
Señaló que dentro de la inspección buscan conocer cuál es el índice de afectación por área geográfica y metro cuadrado, para saber si están o no infectados “porque por uno infectado la reproducción es exponencial y se convierte en un problema de salud pública”.
Como buena noticia expuso que hasta la fecha no se ha detectado un caracol africano infectado, de acuerdo a estudios realizados en Aragua, Nueva Esparta, Anzoátegui y Lara.
Acotó que han contraído “Shistosoma Manzini, Hymenolepis Nana y Trichuris SP, parásitos de los caracoles Guácara, que es la especie autóctona.
A propósito, recomendó no diferenciar ambas especies, ya que el caracol africano posee líneas amarillas en su caparazón, son longitudinales, con coloración beige y negruzca alternada, mientras el Guácara es totalmente marrón, y nunca tiene líneas longitudinales, por lo que no debe ser desplazado.
Detalló que en Lara existen reportes de este caracol africano en Morán (Alrededor del Fuerte Cruz Carrillo); Crespo (Limoncito); Palavecino (Chucho Briceño, Raúl Leoni y Terra Nostra) e Iribarren (Los Pocitos y en Bararida).
Precisó que el caracol se elimina en casa tomándolo con guantes, colocándolo en un tobo con 3 partes de agua y una de cal mezclada, para luego, pasadas cuatro horas, enterrarlos a 40 centímetros de profundidad.
Foto: Richard Alexander Lameda
