Entre los tantísimos estilo arquitectónicos, el Brutalista, también conocido como Brutalismo, es quizás uno de los más interesantes, pues si bien se caracteriza por ser exageradamente rústico y poco elegante para el gusto de algunos, para otros es sumamente noble, atractivo, auténtico e imperecedero, lo que lo convierte en uno de los predilectos para edificios de alto tráfico como universidades, bancos y museos
Durante los años comprendidos entre 1950 y 1970, cobró vida un movimiento arquitectónico bastante particular que los expertos llamaron “brutalista”, nombre que se deriva del término francés “béton brut” que hace referencia al material protagónico, dueño y señor de este interesante estilo: El hormigón crudo o concreto armado, el cual solía utilizarse en la gran mayoría de la fachada y dejarse a la vista, sin recubrimientos, adornos ni pinturas.
El “Brutalismo” surgió a partir del Movimiento Moderno y su principal promotor fue el arquitecto suizo Le Corbusier, quien hasta el sol de hoy es considerado pionero de esta corriente y cuyo excepcional trabajo en obras como su edificio Unité d’Habitation y Eero Saarinen, inspiró a un sinfín de colegas alrededor del mundo, quienes al ver la majestuosidad, limpieza y practicidad de su estilo comenzaron a imitarlo esparciéndolo por todo el globo, momento en el que el famoso arquitecto y diseñador industrial Mies Van Der Rohe se proclamó uno de sus más fieles admiradores.
Además de lo anteriormente mencionado, en términos generales el estilo Brutalista se caracteriza por utilizar pocos elementos sinuosos o curvos y, por el contrario, sus formas suelen ser rectangulares, de ángulos marcados y líneas rectas, lo que al conjugarse con su principal material, el hormigón crudo, da como resultado un look poco sutil y más bien bastante rústico, de fachadas robustas que saben lidiar con las inclemencias del clima y el tiempo.
Aunque el concreto armado es el elemento característico por excelencia del estilo brutalista, otros más de apariencia áspera como ladrillo, cristal, acero, piedra y gavión también forman parte de esta corriente, siempre y cuando queden expuestos, conserven su textura original y pongan en evidencia las características geométricas angulares repetitivas típicas de este particular estilo que también suele poner en evidencia los moldes de madera que se utilizaron para dar forma al material.
Ejemplos brutalistas
Son infinitos los ejemplos de campos universitarios, bancos y museos cuya arquitectura forma parte del estilo brutalista, sobre todo en Brasil, países mediterráneos y de clima templado con tradición constructiva de materiales áridos, como ladrillo, cemento, y arena. Entre las más emblemáticas edificaciones de este movimiento destacan las siguientes:
– Banco de Londres y América del Sur, Argentina
– Biblioteca Nacional de Buenos Aires, Argentina
– Teatro Argentino de la ciudad de La Plata, Argentina
– Centro de Innovación y Transferencia en Salud del Tecnológico de Monterrey, México
– Universidad del País Vasco, España
– Universidad Autónoma de Madrid, España
– Torre del Complejo Cuzco, España
– Aulario de la UDELAR, Uruguay
– Edificio sede de Petroperú, Perú
– Museo de la Nación, Perú
– Centro Cívico de Lima, Perú
– Teatro Teresa Carreño, Venezuela
– Santuario Votivo Nacional Nuestra Señora de Coromoto, Venezuela
“El crítico británico de arquitectura Reyner Banham, adaptó el término Béton Brut y lo renombró como Brutalismo (brutalism, en inglés), término que identificaba el estilo emergente”
“Como bien lo indica su nombre, la idea fundamental del brutalismo propone dejar los materiales de construcción expuestos y en bruto, a la vista de todos, en su expresión más natural y sin revestimientos de ningún tipo”
