#Opinión: Del prefecto al amigo Por: Isidro Piña Martínez

La Divina providencia, en sus inescrutables designios, escogió a Oscar Enrique Mendoza Graterol para que fuese designado ajunto a la prefectura de Sanare. Entre patrullajes operativos y servicios a la comunidad, surgieron en el “team work” unas relaciones vivenciales que dejaron huella imborrables para todo el personal de tan honorable institución.
Dentro del cúmulo de esas vivencias quiero rescatar para el recuerdo, la imagen de un hombre que se hizo acreedor más calido afecto de sus compañeros policiales. Me refiero al mejor funcionario con que haya trabajado: quiboreño por los cuatro costados, y como tal, dicharachero, cordial; presto al servicio y al concejo oportuno; desinteresado y leal.
Con estas reflexiones, quiero rendir tributo al oficial agregado de la Policía del estado Lara, Oscar Mendoza, en el día oscurecido de su señora esposa. Oscar, la vida permitió que nuestros caminos convergiesen en tiempos de tormenta porque lo policías estamos perdiendo la batalla, pero como dijo Bolívar en Pativilca, el 7 de enero de 1824, cuando así moribundo, Don Joaquín Mosquera le pregunta: ¿Y que piensa usted hacer ahora? ¡Triunfar!
Oscar, el destino quiso que estuviéramos muy cerca en este día de tu partida, prisioneros ambos de la misma angustia de buscar ansiosamente el camino de la paz, pero también libres infinitamente en el alma llena de sueños para nuestros hijos.
Aquellas conversaciones debajo de los frondosos árboles de la comisaría de Sanare permanecerán para siempre en nuestros corazones. Tu ejemplo supremo de entrega y desprendimiento, tu ejemplo de buen policía queda con nosotros. Y nos acompañara en todos los días y las noches de la lucha larga contra la delincuencia.
Adiós, Oscar, no olvides que los policías buenos no mueren. Nos reorganizaremos en la eternidad, bajo el manto de Dios Todopoderoso.