Los controles encarecen o desaparecen el producto

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Con motivo del Decreto de Emergencia Económica, invocado en Venezuela el pasado mes de enero, el Ejecutivo nacional, realizó una serie de planteamientos y propuestas que no todas se han materializado. Entre estas la revisión de los precios de productos controlados.

Seis revisiones se han hecho entre marzo y junio. Los productos sometidos al cálculo fueron: arroz blanco, arroz paddy, harina precocida de maíz blanco y amarillo, maíz blanco y amarillo, pollo y leche cruda, además de pasteurizada.

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Aunque los ajustes pudiesen ser vistos como un avance en materia económica, se trata de sectores productivos ya golpeados por el control en sus precios (no revisado hace dos años) y políticas de gobierno que coartan su desarrollo.

Entre el desconocimiento y lo que algunos llaman “improvisación”, el Gobierno nacional a través de la Superintendencia de Precios Justos (Sundde), ha publicado en Gaceta Oficial los precios ajustados, según ellos calculados a través de un análisis que toman como prioridad las garantías de acceso a bienes y servicios y el margen del 30% de ganancia para sector productivo y comercio, de acuerdo sea el caso.

Sin embargo, el mismo Gobierno rectificado los precios ya anunciados, generando suspicacia en la población. Es el caso de los productos de higiene persona, cuyo primer ajuste de 2016 se anunció el 21 de mayo y par de semanas después, se publico una nueva lista al respecto.

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¿Se trata entonces de desinformación, improvisación, error en los cálculos o elevada inflación? Lo cierto es que el control de precios, así como el de cambio, sigue siendo altamente cuestionado, por lo que especialistas piden se levanten. No se atienden realidades del país Al respecto, Rafael Alfonzo, presidente del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice) y expresidente de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea), sostiene que el Gobierno sigue aprobando medidas que no son acordes con la realidad económica del país.

-Siguen actuando con base en las consecuencias y no las causas. La causa fundamental de los problemas es el control de precios y de cambio… Mientras sigan actuando de esta manera y cambiando los precios que ellos mismos imponen, una y otra vez, no se logra nada, aún menos si el mercado sigue sin producción.

Asimismo, indicó que el proceso inflacionario no le permitiría a la economía del país, mantener por mucho tiempo el precio de un producto como real. Subrayó que hasta no solucionar la crisis de fondo, el caos continuará.

Alfonzo expresó que también se debe promover un régimen laboral flexible, que permita desenvolverse en el mercado con base en la oferta y la demanda. De lo contrario, cada vez serán menores los niveles productivos, sin importar qué precio coloque el gobierno a los productos. Insistió en que el problema no es el precio impuesto, sino cuánto vale la producción.

Por su parte, Luis Oliveros, economista y docente de la Universidad Central de Venezuela, manifestó que con sus ajustes el gobierno acumular la distorsión económica del país.

-Lo que vemos es que el Gobierno aumenta los precios bajo una discrecionalidad difícil de entender. Hablan de una estructura de costos y un máximo de ganancia y basados en eso aumentan los precios, pero eso no es sano para una economía.

Apuntó que los productos que hoy día son objeto de una sinceración de precios, al pasar seis meses, ocho meses o un año no será revisados y la inflación afectará su producción por lo cual desaparecerán. Calificó esta como una política errada y sin sentido, que “demuestra que el gobierno desconoce el funcionamiento del sistema de precios en Venezuela y del mercado”.

Por los consumidores y usuarios de Venezuela, Roberto León Parilli, presidente de Anauco señaló que esta política que afecta al sector productivo y en cadena al consumidor, representa una “lamentable administración de la crisis”. Precisó que se requiere de medidas de fondo.

-Estos controles de precios se convierten en una camisa de fuerzas en un país con inflación. Recordó por tanto que el efecto inmediato de esta limitante, es que debido a la distorsión del mercado, los consumidores deben cancelar hasta 1.000% del valor del producto en la economía informal, sin resguardo alguno ni garantías.

El cálculo es errado

Respecto a si la colocación de los precios por parte del Gobierno respeta el porcentaje de utilidad para cada eslabón de la cadena y da garantías de acceso a alimentos a los venezolanos, Alfonzo manifestó que una inflación del 450% acumulada no permitirá a los empresarios mantenerse en pie con un margen de utilidad del 30%.

-O se permite que aquí haya libertad o ni la Sundee ni Superman podrán solucionar los problemas.

Oliveros, por su parte, señaló que el mecanismo óptimo para un sistema de precios es aquel que permite al mercado decidir, a través de la oferta y la demanda, con base en la competencia.

Indicó que los controles de precio son nocivos para la salud económica, por lo cual lo más conveniente para Venezuela sería el desmontaje del mismo.

Sobre por qué no es exitosa la política de formación de precios del Gobierno, el economista expresó que cuando se refieren a la estructura de costos, forman esta muy por debajo de los costos reales de producción. Citó el caso de la Harina Pan, que hasta hace pocos días costaba Bs. 19, al tiempo que en el mercado el precio de una arepa era mayor. Luego de varios años aumentaron este precio por diez.

Pero la estructura de Polar se multiplicó por un número aún mayor.

Aunque el aumento es realmente importante no atiende la escasez, ya que las demás empresas productoras del producto, incluyendo las del gobierno, salieron del mercado. Asimismo, el economista señaló que ningún venezolano puede defender como efectivo el control de precio, al registrar una inflación en 2015 de 150% y de más de 300% en 2016. “Han sido un rotundo fracaso, exclamó.

Por su parte, León Parilli subrayó que la actual política económica se trata de un planteamiento errado al cual cada vez se le suma más inseguridad e incertidumbre jurídica, alejando así al capital nacional e internacional, lo que afecta la producción.

-Pero tratar de controlar la inflación poniéndole freno a las cosas no ha funcionado ni en Venezuela ni en ninguna otra parte del mundo. Ha sido un modelo equivocado con malos resultados.

-Se hunde al consumidor en dos situaciones: o sube el precio o desaparece el producto. Fallas complejas El presidente de Cedice precisó que la industria de alimentos registra fallas en su producción por no poder funcionar en libertad, ni cobrar los precios que fija el proceso productivo Indicó que seguir en los errores es mantenerse en populismo.

Oliveros, por su parte, expresó que la economía venezolana presenta múltiples problemas y demanda un programa de ajustes y reestructuración importante, el cual sea coherente con la situación económica venezolana.

Subrayó que el desmontaje de los controles debe ser piedra angular del proceso, pero de manera independiente y sin otros cambios no mejorará la situación.

-Tienen que revisar el gasto público, reorientarlo. Por ejemplo, tienen empresas que dan perdidas, que pudieran venderlas y usar ese dinero en programas sociales… Los mismos pudieran hacer con acuerdos energéticos.

Las faltas y fallas

Oliveros calificó los recientes ajustes de precio y posterior rectificación de los mismos como desconocimiento de la realidad económica. “Es seguir enfrascados en una ideología fracasada”. Negó que se trate de improvisación e insistió que es desconocimiento absoluto.

Indicó que “un burócrata sentado en un ministerio no pueda fijar precios acertadamente, a partir de la discrecionalidad”. Tampoco hará crecer la economía”.

En opinión del economista colocar un precio en mayo y otro en junio envía una mala señal al país, puesto que indica que se trata de una elevada inflación, quizás de más de 20% de crecimiento mensual.

Asimismo, manifestó que faltar a acuerdos con los productores es seguir irrespetando la institucionalidad del sector privado y restarles importancia en la economía.

“Sólo quieren dar a entender que quien tiene el poder son ellos, pero así no crece la economía”.

Apuntó que tampoco crecería con la Sundee y los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

“Los CLAP son para el madurismo lo que fue Cadivi para el Chavismo: una fuente de corrupción importante”, manifestó.

“No sólo representan racismo, porque no a todos les llegará la comida, sino que esas bolsas de comida vienen incompletas y no tienen las proteínas que requiere una familia”.

Expresó que los CLAP demandan una planificación que no se adapta a la situación económica venezolana.

Punto de quiebre del control

Alfonzo sostiene que el país no puede mantener un control cambiario ni de precios, ya que esto coarta la libertad social y sin dicha condición, en nada ayudarán medidas económicas como las recientes revisiones de precios de productos por parte del gobierno. Es preciso que permitan trabajar al sector productivo, a fin de que los precios de los productos puedan formarse a través de la dinámica de la oferta y la demanda.

Subrayó que para comenzar a producir requieren de una oferta de dólares sostenida, de lo contrario sería imposible hablar de recuperación de la inflación.

Oliveros explicó que toda economía debe respetar el sistema de precio, quizás la herramienta más poderosa para la asignación de los recursos.

Asimismo, manifestó que con políticas sociales el gobierno puede ayudar a que ciertos rubros tengan un precio menor a través del subsidio directo. Se debe liberar el sistema de precios y que sea este el que informe sobre lo que ocurre en la economía.

Precisó que si el gobierno desea apoyar a ciudadanos de escasos recursos, lo puede hacer a través de políticas sociales de calidad y subsidios directos a las personas. “Que no se subsidien los productores ni los canales de producción sino al consumidor”. Lamentó que en Venezuela el gobierno piense que el sector privado es el enemigo y que sólo especula. Destacó que así no se generan los incentivos adecuados para la producción,

Por su parte, León Parilli precisó que los países atraviesan una emergencia económica deben reconocer la misma, ya que asegurar que “todo es una maravilla”, no permitirá apreciar el problema objetivamente para salir del mismo.

Los salvadores del gobierno

Sobre si el Sundee y los CLAP podrían ser órganos que contribuirían con acabar el “bachaqueo”, tal y como lo han planteado partidarios del gobierno, el conocedor de la industria alimentaria indicó que la única manera de destruir este es permitir que haya libertad de producción y en los precios.

Criticó que se quiera hacer ver los CLAP como una solución a la problemática, ya que se trata de conformaciones que discrecionalmente entregan comida a unos y no a otros. “Es absurdo que para que te den una bolsa de comida, tengas que identificarte con un régimen”.

Calificó la actual situación como una cara sistemática de racionamiento, implementada en solidaridad con un actor político, el gobierno.

El presidente de Anauco recordó que contrario a ello, se ha observado molestia en la ciudadanía y disturbios. “Hemos recibido muchas denuncias de discriminación y de un tratamiento desigual”.

Subrayó que al analizar el contenido de la bolsa, estos productos no son suficientes y en su mayoría de fabricación privada, lo que deja mucho que desear de la producción pública y de empresas expropiadas por el Estado.

A Venezuela le restan por delante dos escenarios: uno donde se tomen las medidas necesarias, porque Venezuela todavía tienen margen de acción para resolver en el mediano y largo plazo los problemas que nos aquejan, o seguir insistiendo en estas políticas restrictivas y de control, que no resultan acertadas…

Insistir en este camino y acercarse más al fondo.

 

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