#Opinión: Protesta y vota Por: Juan Páez Avila

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Después de la experiencia del 7 de Octubre, en la que se registró uno de los abusos de poder más obscenos que conozca la historia política venezolana, en complicidad con la mayoría del CNE, los demócratas del país tenemos la obligación de protestar contra todas la violaciones a la Constitución Nacional por parte del gobierno, sin dejar de concurrir a las elecciones del 16 de diciembre y de cualquier otra que convoque el gobierno, porque ningún régimen autoritario ha dado condiciones óptimas a la oposición para que participe en los comicios que se han celebrado no sólo en Venezuela sino también en todos los países latinoamericanos, en los que en circunstancias similares se han instaurados gobiernos dictatoriales.
Cuando el dictador General Marcos Pérez Jiménez convocó a un plebiscito en diciembre de 1957, no le dio garantías de igualdad a la oposición para que ésta acudiera a votar en ese acto electoral. La oposición concurrió en condiciones totalmente desfavorables, a sabiendas del ventajismo gubernamental y del terror creado por la represión policial, con  las cárceles  llenas de presos políticos y con sus mejores dirigentes en exilio, y le ganó las elecciones al tirano.
El dictador Augusto Pinochet no estableció condiciones de igualdad para que la Concertación Democrática participara en el plebiscito convocado por el gobierno, cuyo jefe máximo tenía en sus manos todos los poderes públicos. Y en esas condiciones desfavorables la oposición ganó las elecciones, de lo que se desprende  que para ganarle a Hugo Chávez lo que se requiere es una mayor conciencia de los venezolanos acerca de la necesidad de enfrentarlo por la vía del voto y un liderazgo que proteste, denuncie y entusiasme a sectores populares a abandonar el culto a personalidad del autócrata y plantee que en vez de dádivas o limosnas, deben recibir empleos fijos  con prestaciones sociales,
Mientras los sectores populares no adquieran conciencia de sus derechos, de que el Gobierno y el Estado están para servirles y no para manipularlos, los grandes demagogos con algunas condiciones carismáticas y con poder para manejar los dineros de todos los ciudadanos, seguirán imperando en Venezuela y en los países  de mayor atraso cultural. De allí que el populismo no se puede enfrentar con mayor populismo, sino con educación y altos niveles informativos acerca de los derechos del ciudadano.
En las actuales circunstancias políticas hay que reiterar que el posible avance de la autocracia solo puede ser detenido por el voto consciente del ciudadano, que opta por vivir en democracia aunque sea en su Estado donde reside, porque desde allí se puede extender el ejemplo del buen gobierno, tolerante y progresista, no sólo a los vecinos sino también a los habitantes de aquellas regiones en las que aumenta paulatinamente la conciencia democrática.
Y aunque el desempleo y el hambre son realidades que afectan a millones personas, especialmente entre los estratos más humildes de la población, también es cierto que muchos hombres y mujeres enfrentan sus necesidades con una gran dignidad y prefieren buscar o realizar modestos trabajos, pero no sucumben ante la humillación de recibir una dádiva a cambio de vender su conciencia.
De allí que uno de los factores fundamentales para enfrentar la política populista del gobierno de Chávez, es la elevación del nivel educativo y cultural de los más pobres, como lo hicieron los partidos históricos desde su fundación hasta que sus dirigentes decidieron cambiar sus vínculos directos con los sectores populares, por la publicidad o marketing, convirtiendo esas organizaciones políticas en maquinarias electorales.
Independientemente de lo que cada partido pueda hacer de acuerdo con su pensamiento, doctrina social, económica y política, uno de los instrumentos más cercano y manejable por esos sectores populares es el texto de la Constitución Nacional Bolivariana, elaborada para concederles derechos a los ciudadanos en general y en particular a los más humildes, incluso a los indígenas, hoy abandonada por Hugo Chávez por su clara tendencia totalitaria, para lo cual la Carta Magna no le sirve.
De la explicación del texto constitucional, además de ser mecanismo de información de los derechos ciudadanos, se desprende también el derecho a reclamar por la no aplicación de su contenido, lo que puede conducir al elector, este próximo 16 de diciembre a protestar y votar. Protestar contra un gobierno corrupto, colocado al margen de la Constitución, y votar por la democracia  y el progreso, individual y colectivo, de todos los venezolanos.

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