La Iglesia pierde a un hijo de Dios (Fotos)

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“La ola de inseguridad nacional no respeta a nadie; la violencia no tiene color, yo tanto que he hablado de la violencia y hoy nos toca a nosotros”, fueron las palabras que expresó monseñor Antonio López Castillo a las afueras de la morgue, haciendo referencia al vil asesinato del sacerdote José Ramón Mendoza, de 44 años de edad.

El crimen fue cometido a las 10:30 de la noche del domingo, en el distribuidor El Turbio, ubicado en la avenida Ribereña, luego de que un par de delincuentes en una motocicleta intentaran despojarlo de su vehículo. El servidor de Dios aceleró el carro como un instinto de protección hacia sus dos sobrinos que lo acompañaban y los maleantes dispararon. Uno de los proyectiles le dio en el lado derecho de la región temporal y salió en la parte izquierda acabando con su vida en segundos.

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Por amor a sus sobrinos

El párroco de la iglesia San Juan Evangelista, ubicada en Brisas del Obelisco al oeste de Barquisimeto, dio su acostumbrada misa dominical de las 6 de la tarde y posteriormente se fue hacia El Manzano, al sur de la ciudad, para ver la construcción de lo que sería una vivienda que había adquirido luego de vender su apartamento en Sotavento para vivir junto a sus dos sobrinos.

El servidor de Dios era el mayor de cuatro hermanos y el 18 de diciembre del 2011 perdió en un accidente de tránsito a su hermana Elizabeth Mendoza, quien era la madre de dos jóvenes estudiantes de los que el sacerdote se encargó de su cuidado desde el momento en que se dio el inesperado fallecimiento.

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Actualmente sus sobrinos cuentan con 24 y 19 años y la noche del domingo andaban en compañía de su tío quien se trasladaba en un Pontiac Sunfire negro de placas AB049WG. Alrededor de las 10:30 de la noche el padre iba bajando de El Manzano con sus dos sobrinos y el albañil que le trabajaba en la obra.

Como buen ciudadano el párroco se detuvo en el semáforo que está ubicado en la parte de abajo del Distribuidor El Turbio para esperar el cambio de la luz a verde y seguir con su camino. En ese instante dos sujetos, a bordo de una motocicleta, aparecieron; se pararon por el lado del copiloto y apuntaron a los presentes. La intención era apoderarse del vehículo. Mendoza en ese momento no cargaba el clériman que lo pudiera identificar como sacerdote y en un instinto para proteger del peligro a sus sobrinos, aceleró su vehículo y en ese momento fue cuando los delincuentes dispararon.

El proyectil le dio al párroco en la cabeza del lado derecho y le salió por el lado izquierdo. Acabaron con su vida en un abrir y cerrar de ojos.

Los delincuentes escaparon del lugar al ver que habían asesinado al hombre.

Gladys Barco, tía de la víctima fatal, indicó que no se pudo auxiliar a su sobrino y fueron las autoridades del cuerpo detectivesco quienes hicieron el respectivo levantamiento de su cuerpo.

Investigaciones inician

Efectivos del Eje Contra Homicidios del Cicpc Lara están investigando este hecho que conmocionó a la entidad larense y enlutó la Iglesia.

Por parte del Ministerio Público se iniciaron las investigaciones. La fiscal 4, Yaritza Berríos, y el fiscal nacional 44, Hahkell Escalona, fueron los asignados para dicha tarea.

Luto en el clero

La mañana de ayer la morgue del Antonio María Pineda estaba concurrida de sacerdotes, esperando la entrega del cuerpo de Mendoza, además de sus familiares y amigos de varias parroquias en la cual el padre prestó sus servicios.

Monseñor Antonio López Castillo, llegó hasta el lugar, dio sus condolencias a los seres queridos de Mendoza e indicó que estaba muy triste porque habían matado a uno de sus sacerdotes. Comentó que supo la trágica noticia a las 4:30 de la madrugada de ayer cuando un sacerdote lo llamó por teléfono para informarle de lo sucedido.

La noticia conmocionó a toda la entidad larense, porque se evidencia cómo la delincuencia no respeta investidura. El sueño de todo sacerdote es encontrarse cara a cara con Dios, pero no hacerlo de una forma violenta.

“Matar no es la voluntad de Dios; asesinar es un pecado porque se destruye la vida. Esos caminos lo que hacen es sembrar luto, dolor y lágrimas; así como se perdió la vida de él, acaban con tantas vidas humanas, sabiendo que la vida es sagrada. Esperamos que los asesinos se arrepientan de lo que hicieron”, así repudió López Castillo el crimen del sacerdote.

20 años de servicio

Yajaira de Cordero, su hija Francis Cordero, fieles amigas y servidoras del padre Mendoza relataron que su pasión por servir a Dios comenzó a los nueve años cuando fue monaguillo. Sus primeros pasos fueron en San Vicente de Paúl, donde fue formado por las hermanas Lourdistas.

Se ordenó como padre el 13 de julio del año 93. En varias iglesias fue recibido con gran satisfacción.

Estuvo en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en Los Crepúsculos, por nueve años, en Nuestra Señora de Fátima, en Santa Isabel por tres años, en Caracas en La Candelaria alrededor de un año y en Estados Unidos prestó sus servicios en Santa Catalina de Siena por dos años. De cada parroquia se traía fieles. Personas de Caracas y Estados Unidos venían a visitarlo en la iglesia San Juan Evangelista, en donde servía desde hace cuatro años.

Sus fieles, amigos, familiares y hermanos lloran su muerte, consideran una total ironía de la vida, pues por costumbre son los sacerdotes quienes despiden aquellas personas que han partido de forma repentina, pero hoy le tocará a uno de sus hermanos darle cristina sepultura.

Zona roja

Cabe destacar que este distribuidor fue inaugurado el 14 de septiembre del 2012. Dicha zona siempre se ha caracterizado por ser peligrosa, pues gran cantidad de robos de vehículos se generan allí y por ello se había colocado un vehículo Coem de Polilara que se encargaba de resguardar a sus usuarios.

Los policías que estaban allí apostados fueron quitados un poco antes de las elecciones presidenciales y a raíz de la decisión quedó desprotegido el distribuidor, comenzando a registrarse asaltos.

Cabe destacar que el crimen del sacerdote es el segundo que se comete por la zona, porque el primero ocurrió el 20 de enero del presente año. En esa fecha perdió la vida Roberto Armando Guillén Pérez (41) quien se había venido desde España por la crisis que allí se afrontaba y se había establecido en Barquisimeto. El día de su muerte había acudido a El Manzano a buscar a su hija que estaba en una fiesta. Cuando esperaba el cambio de luz, fue abordado por par de motorizados que le quitaron la vida a la una de la madrugada.

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