La angustia de mí
Soledad, y en mi
Acida tristeza,
Tuve la penuria
De una compañera
Que sería mi salvavida.
Naufragando, te encontré
En la cúspide de una nube
De lujo.
En las primaveras
De orgullo,
Con flores frescas
Cargadas, de aroma
Te busqué y te encontré
En el canto de unas
Aves blancas viajeras,
En la dulzura de miel
De abejas.
Ahora poseo tus
Labios de azúcar,
Tu cuerpo de palmeras,
Tus ojos que iluminan
Mis senderos, y tu amor sincero,
Que lo busque y lo encontré,
Como la gloria en los cielos.
#Opinión: Erase una vez que en Autor: Guillermo Gilson
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