Al ingresar al parque San Juan Bautista de La Salle, mejor conocido como la Concha Acústica, por la entrada de la carrera 17, el paisaje que se ofrece a la vista no es nada acogedor.
Un sendero desolado, con adoquines levantados por las ramas de los árboles, banquitos en avanzado estado de deterioro y luminarias violentadas, evidencia el abandono en que se encuentra el lugar, concebido inicialmente como un espacio para el esparcimiento de los barquisimetanos.
Olmeda Rodríguez tiene alrededor de un año trabajando en la Concha Acústica. Comenta que ella y su compañera Olivia Martínez son las únicas personas que frecuentan el lugar en horas de la mañana.
Al mediodía, cuando ellas cumplen su jornada y regresan a sus casas, el parque queda condenado a una soledad sepulcral, interrumpida ocasionalmente por algún drogadicto o por parejas que utilizan el espacio para realizar actividades no muy decorosas.
Rodríguez indicó que los funcionarios de la Policía Municipal destacados en el módulo del parque hacen recorridos dos veces al día, pero son insuficientes para brindar la seguridad necesaria al lugar. Por su parte, Martínez hizo un llamado al ingeniero Rubén Díaz, presidente de Emica, para que “recojan los árboles que se cayeron el sábado por las lluvias. Ya tienen más de un mes que no vienen para acá”.
Hace varios años había sido hurtada una estatua de Simón Bolívar, ubicada en la parte alta del parque y elaborada con detalles en cobre y bronce. La misma fue sustituida por una de similares dimensiones, pero fabricada en un material más modesto.
Una canal de concreto oficia como colector de aguas de lluvia,, desde el puente de la carrera 17 hasta la avenida Uruguay. Sin embargo, se encuentra abarrotado de sedimentos, hojas, ramas y hasta troncos.
El monumento de la Concha Acústica también presenta un avanzado estado de deterioro. A su lado se encuentra un inmueble abandonado, donde alguna vez funcionó una biblioteca y oficinas.
El panorama cambia radicalmente cuando se accede desde la avenida Uruguay, en el lindero sur del parque. Si bien las instalaciones ubicadas allí no se encuentran en óptimas condiciones de mantenimiento, al menos han sido objeto de “cariñitos” por parte de las autoridades.
Además, ese sector del paseo sí recibe la visita diaria vecinos de la comunidad, y de los niños de las escuelas cercanas.
