Por la puerta del sol – Los deseos

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“Los deseos de nuestra vida forman una cadena cuyos eslabones son las esperanzas” (Séneca)
Uno de mis hijos me pidió escribiera acerca de la felicidad y deseos del hombre; esta la razón del escrito de hoy humano y normal como cualquier otro. Es un tema para psicólogos; me disculpan los doctores por no tener otra manera de ver y exponer temas tan profundos que la que los años, los seres humanos, los libros  y la vida me han enseñado. “Nada humano me es desconocido, puesto que soy humano” (Terencio)
La vida del hombre está llena de ganancias. El cielo le otorgó entendimiento, intuición, discernimiento, conciencia, voluntad, imaginación, pasión, memoria, libertad; también le otorgó el deseo como complemento de todo lo relacionado a su vida.
El científico Eduard Punset C. define el deseo como un sentimiento tan fuerte que “Es capaz de sacarnos de nosotros mismos, de desubicarnos, lanzarnos y proyectarnos más allá de todo lo excesivo” Del ardor de nuestra condición humana surge todo lo que anhelamos, lo que necesitamos, lo que soñamos, queremos y aspiramos.
Variados son los conceptos que existen respecto al deseo. Para algunos es el acto del alma por medio del cual se aspira a poseer o realizar algo; esto tiene una parte propiamente refleja, es lo que se llama tendencia. Zenón de Citio lo define como una de las cuatro pasiones del alma, las otras son el temor, el dolor y el placer, de acuerdo a la filosofía budista el deseo sea del tipo que sea es inherente a la naturaleza humana, inagotable en sueños, luchas y osadías.
En el deseo como en muchos campos, todos marchamos bajo la influencia de los demás. Para sobrevivir en medio de lo que no nos permite ser totalmente libres, cada uno se acomoda a las normas de la sociedad, de la ley e imposiciones religiosas. Nada de esto nos impide soñar. Nunca se cansa el hombre de desear algo que lo satisfaga y haga feliz. El pobre piensa que llegar a ser rico sería su felicidad, el enfermo que lo sería si tuviera salud, el obrero que lucha por la libertad sindical, las reivindicaciones, el fin de las expropiaciones de empresas, las persecuciones y derrotar el divisionismo y el monstruo inflacionario, piensa que con esto lograría su plena felicidad y tranquilidad.
El hombre se transporta y lucha por que necesita, cosas que no posee y que le hacen falta para vivir. La carencia de salud, felicidad, estabilidad y otros provoca desequilibrios y tensiones, una vez logrado el objetivo la inquietud descansa, llega la felicidad.
Los pueblos confían que sus líderes los saque del sufrimiento. Martín Luther King luchó hasta lograr la felicidad que deseaba su pueblo. Luchó contra la segregación, la discriminación racial, contra la negativa del derecho al voto de los negros,  luchó contra la guerra y la pobreza,  la desigualdad, la violencia e injusticias del Estado.  Siendo negro logró ser una de las personalidades más admiradas en la historia de los Estados Unidos. “Mientras el espíritu se halle esclavizado no será nunca libre el cuerpo” Su lucha influenciada por el hombre de la –no violencia Gandhi- fue más allá de su memorable discurso de 1963 “Tengo un sueño de que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo…” Logró entre muchos otros que fueran aprobados en 1964 los derechos civiles de los negros.
Sentirse feliz, pleno, vivo, satisfecho, por sí solo produce el deseo y ganas de vivir. El hombre es incansable en la búsqueda de algo más grande y excelente, no se conforma con cualquier cosa. Anhelos, familia, amigos, pareja, hijos, salud forman parte del bienestar de cada uno; la ética es parte fundamental de ésta felicidad, no de la aparente. La verdadera felicidad es aquella que permite al hombre practicarla. La finalidad de la vida no estriba sólo en la sobrevivencia; si la vida fuera un fin en sí misma no tendría sentido. Ser feliz es innato en cada ser humano.
Todo en la vida cabe en el silencio de la esperanza, en las cuestas indescifrables de lo posible de los sueños, los milagros  y los deseos. La vida está llena de horizontes ilimitados, algo rueda del cielo cada día y nos complace. Deseamos infinidad de cosas todo el tiempo, anhelamos y a la vez soportamos embates y nostalgias inmensas de fe. Somos lo que queremos ser, dueños de la dicha o la desdicha, de la libertad o la esclavitud, crecer es el reto, ser feliz un derecho. Somos obra del entusiasmo y del afecto, como tal somos amor, vida, alegría, sangre, nervio, coraje, pasión, deseo.

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