Concesionarios en Barquisimeto, así como otros del país, siguen mostrándose vacíos, como consecuencia de la merma en la producción automotriz.
Tal interpretación no sólo es hecha por la ciudadanía y trabajadores de estas oficinas, sino que también es ratificada por la Cámara Automotriz Venezolana, que anunció que en 2014 cayó 72,4% la producción.
En un recorrido hecho por el equipo reporteril de este medio de comunicación por diversos concesionarios, se pudo conocer que algunos de estos tienen hasta tres años sin recibir vehículos para la venta.
Al consultarles cómo obtenían los recursos para mantenerse abiertos, los mismos trabajadores refirieron que ni siquiera ellos se lo explican.
Señalaron que si bien a principios de la crisis automotriz obtenían recursos del servicio mecánico y venta de repuestos, actualmente esto no es así, puesto que tienen más de tres meses sin recibir mercancía.
Empleados de otro concesionario en Barquisimeto, con ensambladora en Venezuela, refirieron que esperan recibir vehículos entre marzo y abril de 2015.
No conocen el número de automóviles que recibirán. Sólo fueron informados de que será el 2% de las unidades en fabricación.
Sobre el costo refirieron que la última vez que recibieron vehículos vendieron el carro familiar en Bs. 800.000 y la camioneta en Bs. 1.100.000. No obstante, aseguran que estos variará debido a la situación económica del país.
Estos trabajadores prefirieron mantener sus nombres en anonimato.
Las personas ni preguntan
Comentan que meses atrás las personas se acercaban a sus oficinas para consultar sobre la existencia de vehículos, aun cuando no hubiese en exhibición.
Sin embargo, “ya ni preguntan”. Desmotivados ante la crisis automotriz, consideran que el único medio para adquirir un vehículo es comprar este de segunda mano y sin precio referencia, por la carencia de los concesionarios.
Claudio Peralta es un ciudadano que por mucho tiempo intentó adquirir un vehículo nuevo, pero esto fue imposible.
Se sumó a las listas de espera e inscribió en el Plan Venezuela Móvil, pero aún no ha obtenido respuesta.
Dice que se niega a comprar un vehículo usado, porque le parecen exagerados los precios en el mercado.
Mientras tanto los concesionarios siguen vacíos y, quienes tienen la oportunidad, compran y venden vehículos a precios diez veces más elevados que su costo inicial.
