Hoy 1º de junio es la fiesta de San Justino, mártir. Era pagano, nacido en Palestina de una familia de origen romano. Buscó siempre la verdad y en esta búsqueda estudió los filósofos griegos y a los profetas de la Biblia, a través de ésta llegó al cristianismo y se convirtió, transcurría el siglo II de nuestra era.
Fue bautizado en Éfeso el año 130 y se dedicó a una gran tarea de evangelización, luego se fue a Roma y fundó una escuela. Es considerado uno de los primeros filósofos y apologistas del cristianismo. Célebre su obra Diálogo con Trifón, donde se muestra la acentuación en el siglo II del lamentable desencuentro entre judíos y cristianos que tanto daño ocasionará en los siglos posteriores. El Concilio Vaticano II rescató algunas de las interesantes enseñanzas que dejó Justino, quien por su fe fue decapitado en Roma en fecha incierta entre los años 162 y 168. Es santo patrono de los filósofos.
¿Por qué me detengo en San Justino? En primer lugar, porque es hoy su día, pero, principalmente, por el significado de su nombre: honesto. Es cuestión de invocarlo con empeño, porque nuestra patria padece una crisis de falta de honestidad. Ésta empieza por las altas autoridades del Estado. La primera deshonestidad es la ilegitimidad del primer mandatario: lugar desconocido de nacimiento, sucesor nombrado a dedo por otro ilegítimo, con un salto a la torera sobre la Constitución, luego, el poder ejecutivo está en manos espurias. En las mismas está el judicial, sus miembros también nombrados arbitrariamente y a última hora, algunos hasta con prontuario policial, están allí sólo para dar una aparente legitimación a los disparates anticonstitucionales del ejecutivo y entorpecer el desempeño del único poder legítimo, elegido por el pueblo, el legislativo.
Otra deshonestidad es el mal llamado poder electoral. Empezando porque no puede tener carácter de poder, sólo debe ser un árbitro. En añadidura a su usurpación, más de una vez ha ejercido su oficio bastante mal, en forma fraudulenta para asentar precisamente la ilegitimidad del ejecutivo. Quien lo preside -la Irreversible voz de títere- y sus acólitas mercenarias, sólo son un desvergonzado continuismo. Siguen allí por inercia, sin reelección.
Pero todo eso pronto va a ser pasado. Pasado vergonzoso que ha logrado el gran desprestigio que Venezuela y los venezolanos gozamos hoy mundialmente. Los viajeros se cuidan mucho de decir que son venezolanos en el extranjero, le temen a la burla y el desprecio, a que les pregunten si aquí hablamos con pajaritos. Pero toda esa ignominia va a quedar atrás. Estamos saliendo de esta pesadilla, el régimen no ha caído aún, pero se tambalea y el que se pandea es porque está matao.
El único camino para reconstruir nuestro país actualmente en ruinas, es levantarnos a luchar con decisión, sacrificio y honestidad. No podemos volver a lo vicios del pasado. Borrón y cuenta nueva. Nueva también la gente. Contamos con líderes de primera línea que no llegan a 50 años, algunos, ni siquiera a los 30. No debemos dejar que se maleen, que se corrompan en el camino. Vamos a exigirles ahora y siempre una actuación honesta, de lo contrario será también para siempre la pérdida de nuestro apoyo.
¡Adiós a esta era demoníaca! ¡Viva el futuro!
