“La mayoría no sólo representa siempre la ignorancia, sino también la cobardía. Y del mismo modo que de cien cabezas huecas no se hace un sabio, de cien cobardes no surge nunca una heroica decisión”. Adolf Hitler.
Estas palabras del más grande sátrapa de la historia contemporánea; genocida de un, “por ahora,” incuantificable número de sus compatriotas;Apartheid creado contra aquellas personas cuyo único delito fue el haber sido “judíos” se actualizan ante la inercia de una gran parte de ciudadanos a quienes se les podría enmarcar dentro de la máxima que expresa:
“Desconfía de quien sabe cuál es su deber y no lo cumple porque es como el caballo de bronce que siempre tiene la pata levantada pero nunca da el paso”.
“Es innegable que nuestra madre Venezuela, la misma que parió a los libertadores de América; que no los importó; como lo dijo el expresidente Rómulo Betancourt, está herida severamente y necesita de sus hijos buenos, hasta para reprender, enseñar, castigar y/o guiar a aquellos que no lo son tanto.
Esta Tierra de Gracia que nos parió, nos fortaleció en nuestro crecimiento, nos cobijó y albergó, nos educó; la misma a la que abrimos sus entrañas y le extrajimos el petróleo que nos dio inmensas riquezas que despilfarramos para luego culpar al sistema rentista, mintiendo descaradamente, para justificar el inmenso despilfarro que hicimos con la fortuna que ella nos concedió; la misma que avejentamos abriéndole arrugas con los surcos hechos, con los discos de acero, cuando la aramos para, en ella, cultivar los alimentos necesarios para nuestra subsistencia; la misma que nos regala el agua dulce indispensable para la preservación de la vida, aun cuando hemos quemado su vientre; está herida… ¡Venezuela está herida!
Y, así yace en el lecho ineludible de la historia, ante la inercia de muchos de sus hijos que por apetencias personalistas,miedo o indecisión, permanecen pasivos ante una situación que cada vez se torna más grave y que, con brebajes y cataplasmas extemporáneos, jamás superará esa gravedad.
Venezuela está de duelo; se desquebraja ante el dolor de la muerte de sus hijos, cualquiera sea su edad pero, cuánto dolor se siente cuando es un niño quien fallece ante la indiferencia de quienes asumieron la responsabilidad de hacer cumplir la Constitución Nacional y los derechos humanos o, ¿es qué el derecho a la vida no es un derecho humano universal?
Venezuela está herida en lo profundo de su corazón al saber de luchas fratricidas; de la muerte entre sus hijos por peleas en una cola para lograr adquirir dos bollos de pan; a sabiendas que el responsable de esta oprobiosa situación en muchas oportunidades citó a Víctor Hugo y su magna obra… “Los Miserables.”
Pero, ¿qué hacer? Es el momento de reaccionar, siempre lo es, mientras más rápido tomemos la decisión de salir de este maremágnum, más pronto iniciaremos la recuperación de la salud económica y por ende social que tanto aqueja a la república.
Nuestra Madre Venezuela, dispone de riquezas infinitas y sus hijos tienen suficiente talento, conocimientos y capacitación; hemos demostrado contar con un conglomerado de técnicos, profesionales, probos a cabalidad y tenemos la necesaria mano de obra calificada como para, sin ningún temor, emprender el camino hacia un futuro cierto y promisor.
“Ninguno es más fuerte que todos.”
Somos parte de una cadena de treinta millones de eslabones forjados en el fragor de las luchas. Es momento de recuperar al país.
