El Padre Rubén Hernández compartió una enriquecedora lectura y reflexión sobre el Evangelio según San Juan, capítulo 14, versículos 15-16 y 23b-26. Este pasaje bíblico, fundamental en la enseñanza cristiana, aborda la relación intrínseca entre el amor a Jesús, la obediencia a sus mandamientos y la inminente llegada del Espíritu Santo.
Hernández desglosó las palabras de Jesús a sus discípulos: «Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad«.
Subrayó la importancia de esta promesa, destacando que el Espíritu Santo no solo es un consolador, sino también el «Espíritu de la verdad» que acompaña y guía a los creyentes.
La reflexión también se centró en la afirmación de Jesús: «El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada».
El Padre Hernández enfatizó cómo esta declaración revela la profunda intimidad que Dios anhela establecer con cada persona, haciendo de sus corazones una morada divina.
Finalmente, el Padre Rubén Hernández concluyó su meditación recordando las palabras de Jesús sobre el Paráclito: «Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho».
Destacó cómo el Espíritu Santo es el maestro divino que ilumina el entendimiento y mantiene viva la memoria de las enseñanzas de Cristo en la vida de los fieles.
Esta profunda reflexión del Padre Rubén Hernández invita a la comunidad a fortalecer su fe, a vivir en obediencia a los preceptos divinos y a abrirse a la acción transformadora del Espíritu Santo en sus vidas.