Amar a la Patria conlleva implícitamente, el amar a sus ciudadanos íntegros, de buena voluntad, es por ello que, ante los hechos ocurridos como consecuencia de las torrenciales lluvias, cuyas aguas no han tenido la resguardo natural, presuntamente, como consecuencia de la tala y la quema impunemente incontrolada a pesar de más de 7 leyes y tres artículos constitucionales que la regulan, y la falta de “Conciencia Ambiental”, una vez más hago un llamado de alerta para que se pare la depredación que viene socavando los cimientos de nuestras próximas generaciones, siguiendo el principio dejado por la Madre Teresa de Calcuta:
“Quien no vive para servir… No sirve para vivir”.
Los Andes venezolanos propiamente dichos, comienzan en el suroeste en la depresión del Táchira, desde donde se extienden en dirección noreste hasta la depresión de Barquisimeto-Acarigua en los Estados Lara y Portuguesa, donde está ubicada la “Montaña del Altar, mejor conocida como, “El Parque Nacional Terepaima”, área estrictamente protegida por leyes específicas que, al igual que toda la cadena montañosa descrita, conocida como Los Andes venezolanos”, está siendo depredada continua, constante e impunemente desde hace mucho más de cuatro décadas.
Ya en una oportunidad, en el “Parque Nacional Terepaima” hubo un deslizamiento de tierra considerable, gracias a Dios Todopoderoso, sin ocasionar daños (¿Será por esta razón que se ha ignorado, que no se le ha dado importancia?), el cual todavía puede ser observado en la parte alta de la facultad de veterinaria y de agronomía de la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”, UCLA, ubicado en Tarabana, municipio Palavecino de este estado Lara.
Toda la cadena constituye una culminación topográfico-tectónica, centrada en los alrededores de la ciudad de Mérida, donde se presentan los picos más elevados (Bolívar, 5.007 metros) y las unidades más antiguas (Grupo Iglesias, Precámbrico Superior). A lo largo de sus kilómetros cuadrados, constituye una vasta divisoria entre las cuencas hidrográficas de los ríos Apure y Orinoco al sur, y del Lago de Maracaibo, Mar Caribe al norte, sin valles transversales de importancia.
Quiero explicar una de las formas en que la naturaleza, como representación de Dios, nos protege, o intenta hacerlo, porque los seres humanos la destruimos de manera inclemente.
Las raíces de los árboles desempeñan un papel crucial en la protección del medio ambiente, actuando como sistemas de soporte vital para el árbol y el suelo que lo rodea. Además de anclar el árbol al suelo, las raíces ayudan a prevenir la erosión, absorben agua y nutrientes, y mejoran la calidad del suelo.
Las funciones clave de las raíces de los árboles en la protección ambiental son:
Prevención de la erosión: Las raíces actúan como una red que mantiene el suelo unido, especialmente en pendientes pronunciadas, reduciendo el riesgo de deslizamientos de tierra y erosión causada por el agua y el viento. Absorción de agua:
“Las raíces absorben el agua de lluvia y la almacenan en el suelo, ayudando a prevenir inundaciones y a recargar los acuíferos subterráneos”.
Mejoran la calidad del suelo: La actividad de las raíces ayuda a aflojar el suelo, reduciendo la compactación y permitiendo una mejor infiltración del agua, lo que favorece el crecimiento de otras plantas y la salud general del ecosistema. Filtración de contaminantes: Los sistemas radiculares pueden filtrar contaminantes del agua de lluvia, como nutrientes y productos químicos, antes de que lleguen a los cuerpos de agua, mejorando la calidad del agua. Reducción del efecto isla de calor:
“La sombra que proporcionan los árboles, gracias a sus raíces y copas, ayuda a reducir la temperatura del suelo y del aire circundante, mitigando el efecto isla de calor en entornos urbanos.
¿Sabía usted que 22 árboles producen el oxígeno que necesita una persona al día, que 3 árboles alrededor de su casa pueden disminuir, en un 50%, la necesidad de usar aire acondicionado, que un árbol puede absorber diariamente la contaminación generada por 100 automóviles?”.
Almacenamiento de carbono:
“Las raíces son importantes para el almacenamiento de carbono en el suelo, contribuyendo a la mitigación del cambio climático”.
Importancia en entornos urbanos:
En zonas urbanas, donde el espacio es limitado, las raíces de los árboles pueden enfrentar desafíos como la compactación del suelo, la falta de agua y nutrientes, y los daños causados por construcciones y actividades humanas. Es crucial tomar medidas para proteger los sistemas radiculares de los árboles urbanos, como utilizar materiales permeables para pavimentos, evitar excavaciones cerca de los árboles y proporcionar un riego adecuado.
En resumen, las raíces de los árboles son un componente vital para la salud del ecosistema y el bienestar humano.
“Su capacidad para prevenir la erosión, absorber agua y nutrientes, mejorar la calidad del suelo y mitigar el cambio climático las convierte en aliadas esenciales para la protección del medio ambiente”.
¿Está usted consciente del daño que ocasiona cuando tala y /o quema un árbol?
Maximiliano Pérez Apóstol