El jueves 1 de agosto de 2025 marcará un antes y un después en la política migratoria y de ciudadanía de Italia. La Corte Constitucional de la nación emitió un fallo que, aunque basado en un caso particular de Bolonia, resuena a nivel global y cambia el panorama para millones de descendientes de italianos.
La sentencia establece que «no se necesita» un límite de generaciones para transmitir la ciudadanía por derecho de sangre, desafiando la interpretación restrictiva de la Ley 74.
Durante años, esta ley ha sido un obstáculo infranqueable para los bisnietos, tataranietos y otros descendientes que buscaban obtener la nacionalidad italiana. Ahora, gracias a este precedente, la vía judicial se presenta como un camino viable y con altas probabilidades de éxito.
Abogados y activistas han calificado la decisión como una victoria histórica, que fortalece el vínculo de Italia con su diáspora y corrige lo que muchos consideraban una exclusión injusta.
El Gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni, que defendía la postura actual, aún no ha reaccionado oficialmente. Sin embargo, analistas políticos anticipan una respuesta en los próximos días, ya que el fallo se percibe como una derrota significativa para su administración. Mientras tanto, en consulados de todo el mundo, miles de descendientes de italianos ya se preguntan si este nuevo escenario podría ser su oportunidad para reconectar con sus raíces.
