La violencia política es una amenaza real y peligrosa en nuestras sociedades. Es un acto inaceptable, sin importar quién sea la víctima o el agresor, asegura el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León al referirse a los asesinatos de Miguel Uribe en Colombia y de Charlie Kirk en EE. UU. como un recordatorio trágico
No importa si la persona asesinada era de derecha o de izquierda, si estabas de acuerdo con sus ideas o si las aborrecías. Asesinar a alguien nunca se puede justificar. Es una barbaridad que solo siembra más odio, resentimiento y destrucción.
La violencia nunca resuelve los problemas de una sociedad; de hecho, solo los agrava. Quienes creen en Venezuela que pueden obtener alguna ventaja cuando atacan de manera agresiva y amenazante a sus oponentes, ya sean contrarios o incluso a sus adversarios internos, deberían entender que esa misma lógica, al final, se volverá en su contra. Cuando se normaliza el odio, todos salimos perdiendo.
Por eso, la condena a la violencia debe ser total, sin titubeos ni justificaciones. Solo a través del respeto y el diálogo podemos construir un camino hacia una sociedad más civilizada y pacífica.