Es preocupante que a estas alturas, cuando ya se ha llegado a mediados del año, no existan planes, ni proyectos, ni siquiera anuncios que nos indiquen que el Estado venezolano tiene interés en reactivar el aparato productivo, especialmente el agropecuario.
La queja es hecha por el exdiputado Simón Yustiz, exsecretario general de la Federación Campesina de Venezuela, quien dice que son muchas de directivos de asociaciones del campo las que le han manifestado su preocupación por la situación en que se encuentran los campesinos, quienes todavía tienen la esperanza de seguir viviendo de las actividades agropecuarias.
Algunas organizaciones, como Fedeagro, han venido analizando la situación del medio rural y han concluido en sus informes que se ha venido registrando una disminución en varios rubros, debido sobre todo a la falta de financiamiento y de tardanza en la incorporación de las nuevas tecnologías que hoy existen en el mundo para enfrentar la escasez de alimentos.
Porque aunque se han ido legalmente unos ocho millones de personas de Venezuela, las mujeres en edad fértil siguen convirtiéndose en madres y, naturalmente, requieren de alimentos para sus hijos, pero si los consiguen los precios son cada día más altos.
Como ya el Estado venezolano teóricamente tiene menos ingreso por la salida de Chevron y sobre las exportaciones petroleras pesan sanciones, creemos que se ha debido pensar en reactivar las actividades agropecuarias para satisfacer las necesidades de alimentación y los pocos recursos que tiene la administración pública sean utilizados en servicios elementales, especialmente la salud y la educación, y no en importaciones de alimentos.
Nos preocupa que debido a la falta de una política agropecuaria pueda presentarse una situación de desabastecimiento, como tenemos experiencia en varias oportunidades del presente siglo, porque no sólo tendríamos el lamentable cuadro de mesas vacías en los hogares venezolanos, sino que se agravaría el problema del hambre y la desnutrición.
Los estudios que han hecho los especialistas, entre ellos los de la Universidad Católica Andrés Bello, nos alarman y preocupan porque por lo menos el 78 por ciento de los venezolanos temen que haya escasez de alimentos, casi once millones de personas están disminuyendo la ingesta de alimentos y casi tres millones come una vez al día.
Hoy día la agricultura en el mundo pasa momentos muy buenos por el uso de la tecnología y los gobiernos se interesan en que los productores del campo aumenten cada vez más la producción, facilitándoles tecnología, asistencia técnica y financiamiento.
Desde hace varios años la falta de financiamiento impide que los productores inviertan en tecnología y, además, la adquisición de semillas y fertilizantes no es fácil porque quienes pueden suministrar estos insumos tienen problemas económicos.
Ha llegado la hora para los que están obligados a tomar decisiones, que lo hagan porque si estamos pasando por una grave crisis deben buscar la forma de atender las necesidades más inmediatas que tiene la población, manifestó Yustiz.