El suicidio como escape: La desesperación de presos políticos en Tocorón #10Sep

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En la cárcel de Tocorón, el Centro Penitenciario de Aragua, la situación para muchos presos políticos es desesperante. Viven un infierno diario de abusos y torturas, con celdas oscuras, calor sofocante y condiciones inhumanas que han trastornado su espíritu. La desesperanza es tan grande que algunos han intentado suicidarse, como una forma de escapar del sufrimiento constante.

A través de una nota de prensa, el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) señaló que la madre de uno de estos reclusos, con profunda preocupación, relata que el suicidio se ha vuelto una opción para ellos, ya que están exhaustos y ven la muerte como una salida. A pesar de que los jóvenes presos a menudo no cuentan lo que sufren por miedo a lo que los demás puedan sentir, la tristeza en sus rostros es evidente. Se nota que han perdido su vitalidad y temen por sus vidas.

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Cuando intentan quitarse la vida, los trasladan a la enfermería, donde los sedan, pero no reciben la atención adecuada de un especialista en salud mental. El OVP señaló que ha recibido numerosas denuncias de intentos de suicidio, sin que el gobierno haya tomado medidas para investigar, mejorar las condiciones o proteger a los presos.

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Además de la tortura física, los presos sufren tortura psicológica. Los guardias les dicen que nunca saldrán, que se pudrirán en la cárcel y que son una carga para sus familias.

Condiciones de reclusión


El OVP confirmó que al menos 58 presos políticos están aislados del resto de la población carcelaria. Se les niega la exposición al sol, se les imponen los castigos más severos y nadie sabe por qué se les mantiene separados de los demás.

Los custodios, que se tapan el rostro con capuchas y se llaman por apodos, no están identificados, lo que genera temor entre los familiares. Las visitas, que deberían ser semanales, dependen del humor de los funcionarios y pueden durar muy poco. Las llamadas, que deberían ser permitidas cada quince días, también son limitadas o suspendidas sin justificación. Además, todas las comunicaciones son vigiladas.

La alimentación es deficiente, consistiendo casi solo en granos y arepas. A veces, la comida está en mal estado y causa problemas intestinales. Mientras la mayoría de los presos come tres veces al día, el grupo de los 58 aislados sólo recibe dos comidas. Para colmo, el agua es salada y no es apta para beber, obligando a los familiares a llevar agua potable en cada visita.

El OVP sigue documentando todas estas violaciones de derechos humanos e informando a las organizaciones internacionales. A pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó medidas provisionales para la cárcel de Tocorón en 2010, el gobierno venezolano sigue sin cumplirlas.

Alejandra García / Pasante

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