Por encima de la todas las circunstancias, para el seleccionado nacional frente a Argentina esa es la contingencia, vencer o morir, porque, aunque el fútbol admite una tercera posibilidad, empate, el mismo lleva a transitar por el limbo desde los doce pasos e, igual, el resultado sigue bajo las mismas dos caras: vencer o morir.
Hace apenas un mar de meses, cuando Venezuela no jugaba a nada, pensar en remontar la fase de grupos era harto difícil. Hoy, la realidad es otra porque con creces se ha podido rebasar la primera instancia y se enfrenta la segunda con la ambición de querer más, como lo admitiera Salomón Rondón en rueda de prensa previa, “hemos venido a jugar seis partidos”.
Enfrente un rival de grueso calibre, Argentina, con la carga histórica a su favor y un accionar perfecto en la ronda de grupos al adueñarse de los nueve puntos en disputa, además de tener en sus líneas a un verdadero crack, Lionel Messi, ansioso en la conquista de por lo menos una corona importante con el seleccionado de su país.
Acá, unas líneas criollas apuntaladas por sueños, ilusión y la entrega total de cada y uno de los combatientes, además de, una característica que tenía deuda histórica en los combinados vinotinto, la ambición de tener la esférica, manejarla para intentar resolver los partidos a favor y no solo esperar el aluvión del contrario. Tomás Rincón también lo admitió en rueda de prensa: “mejorar la tenencia”.
Esa nueva virtud será la que también estará en juego frente a los argentinos y línea por línea tiene los fundamentos indispensables para hacerlo. Por ejemplo, Dani Hernández recibió el único gol que tiene hasta los momentos sólo después de 260 minutos de acción.
Más adelante, la zaga, con muchos titubeos en otras ocasiones, sólida por lo menos hasta el choque de esta noche, también tiene variantes que le permiten al técnico Rafael Dudamel encarar con éxito cualquier rival.
Los elogios recaen sobre la defensa, pero el sector medular tiene una pareja de postín en el aguante, integrada por Tomás Rincón y Armando Figuera, mientras que en el desdoble ofensivo lo hace con Alejandro Guerra y Luis Manuel Seijas para que arriba, en el manejo del ajedrez, Dudamel pueda apostar por cualquier alternativa, Alberto Peñanda, Yonathan Del Valle o Josef Martínez porque Salomón Rondón apuesta a ser insustituible.
En cada presentación, Dudamel ha mostrado sorpresas en lo táctico. Diferentes apuestas con nombres y hombres diferentes. Igual podría suceder esta noche, pero quienes estén en la cancha lo harán con la ambición de querer mucho más, sostenidos en un andamiaje que hasta hace un par de meses era totalmente ajeno a las filas vinotinto, porque la fórmula colectiva, la de asociación ha sido también hasta los momentos una excelente renta.
