Arquidiocesana: “Y subió al cielo”

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“Se me ha dado todo poder, en el cielo y en la tierra”. Celebramos hoy la festividad litúrgica de la Ascensión del Señor, a la derecha del Padre.

La Ascensión es la consecuencia lógica y real de la Resurrección de Cristo. Porque es la manifestación de la glorificación eterna de Jesús, a la derecha del Padre.

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Indica también la nueva forma como vive nuestro Señor Jesucristo, en su Iglesia, prolongación histórica visible del Salvador. La Ascensión también es un signo de la glorificación de la humanidad, que tiene en Jesús “una cabeza de puente” en el cielo, hacia el cual debemos dirigirnos llenos de fe, amor y esperanza. Por lo tanto la Ascensión, es un llamamiento a la esperanza cristiana.

Este esperar, nos proyecta a la eternidad, pero también a que debemos trabajar por mejorar nuestra vida temporal al procurar elevar nuestra calidad de vida, económica, cultural, moral y espiritual.

Por tanto la festividad de la Ascensión, exige también comprometernos con las realidades presentes, para así elevarlas hacia Dios, hacia lo noble, sublime y eterno.

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Cristo desaparece visiblemente por su Ascensión al cielo, para hacerse visible a través de nosotros, como Iglesia, su Cuerpo Místico, a fin de que continuemos su obra de salvación integral, en medio de la sociedad.

Elevar la política partidista

Pensemos, cómo la política debe ser desintoxicada, descontaminada, ya que se le debe purificar en una concepción ética que estimule a hacer el bien, y a evitar el mal; todo esto sin fariseísmo porque no es lo mismo, para una sociedad digna, el bien que el mal. Es necesario elevar la política a una verdadera preocupación por el bien común, restituyendo así la credibilidad de nuestros partidos políticos. Para que estos no sean simples maquinarias de corrupción, sino instrumentos eficaces, en la construcción de una patria grande. La política debe emitir signos de superación, no de decadencia, es urgente elevar los postulados políticos, pues allí se afianzan los soportes de una auténtica democracia.

Elevar la Educación

Debemos elevar la educación, es necesario hacer que el niño y el joven asciendan a un mundo de valores. La educación integral, debe no solo buscar saber más, sino procurar el ser más personas. Se debe tender como ya se ha dicho, a una educación para una verdadera vida ciudadana.

Desde la química, la historia, la literatura, las matemáticas, o la religión, se deben enseñar los valores tales como: la responsabilidad, la honradez, la amistad, la verdad, la justicia, la solidaridad, el bien. Debemos plasmar a través de la educación personas cabales.

Elevar los medios de comunicación

Es conveniente elevar la calidad humana de nuestros programas de TV, Radio o Prensa.
No debemos escoger el camino más fácil, de producciones vacías, sin calidad.
Pienso, que hay mucho que hacer, más allá de violencia, erotismo o terror. Un niño vale más que un rating. Debemos convencernos que lo constructivo es digno, humanamente, es más atractivo y convincente.

Vida sin fin

Todo esto nos debe recordar que podemos desde la ciudad terrena, construir la ciudad eterna. La vida humana no acaba con la muerte, existe una vida para siempre, con Dios, que también debemos conquistar, ascender a ella desde la fe.

Es el mismo Cristo al referirse a la vida eterna que nos dice: “Vengan benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo, porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recibieron, estaba desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron; en la cárcel y me vinieron a ver” (Mateo 25, 24-36).

Ascendemos desde la fe, como personas, como familia y como comunidad.
Dios nos ha dado un gran tesoro, como es nuestra madre bajo la advocación querida de la Divina Pastora, quien siempre nos ha enseñado a creer y amar a Dios.
Hoy es día de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Ante la incredulidad, Jesús ofrece una “terapia de esperanza”

Vaticano, 24 de mayo, (ACI).- El papa Francisco invitó a los fieles congregados a dejarse guiar por Jesús en su “terapia de esperanza”, como hicieron los discípulos de Emaús.
…tras la crucifixión de Jesús, se volvieron a sus hogares en una pequeña aldea, Emaús, decepcionados. Ese camino de Emaús se convirtió en un camino de esperanza cuando el Señor se les apareció.

“En ese momento, Jesús comienza su terapia de la esperanza”

…una confesión que es un reflejo de la naturaleza humana y que se puede resumir en las palabras: “nosotros esperábamos…”. “Cuántas veces en la vida hemos esperado, cuántas veces nos hemos sentido a un paso de la felicidad, y luego nos decepcionamos”.

…“Jesús camina con todas las personas decepcionadas que van con la cabeza baja. Y caminando con ellos, de manera discreta, procede a dar esperanza”.

El Pontífice insistió: “Jesús siempre está a nuestro lado para darnos la esperanza, para calentar nuestros corazones y decirnos ‘ve adelante, yo estoy contigo. Ve adelante’”.

“Dios caminará con nosotros siempre, siempre. También en los minutos más dolorosos, también en los momentos más feos, también en los momentos de la decepción, ahí está el Señor y ahí reside nuestra esperanza. Vayamos adelante con esa esperanza, porque Él está a nuestro lado caminando con nosotros, siempre”.

 

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