Los venezolanos, en su gran mayoría, somos proclives a darle mucha importancia a las fechas, por razones diferentes: Históricas, políticas, religiosas, festivas o familiares.
Para nosotros tiene importancia el 12 de octubre de 1492, el descubrimiento de América; el 19 de abril de 1810, primera manifestación de independencia; el 5 de julio de 1811, declaración de la independencia de Venezuela y firma del Acta; Semana Santa; el 23 de Enero de 1958, derrocamiento de la dictadura militar de Pérez Jiménez; y otras de carácter religioso, como el 14 de enero en Barquisimeto con la visita de la Divina Pastora; la de Carnaval y, sobre todo aquellas que nos recuerdan acontecimientos familiares como el nacimiento de un ser querido o la desaparición de otro, el día del padre o la madre; aniversario del matrimonio y, para cada una de ellas tenemos una atención especial, un recuerdo feo o bonito, de acuerdo a las circunstancias.
Pero como la mente es tan tremenda, hasta los acontecimientos más terribles en algún momento lo recordamos con detalle, esto como reacción espontánea e involuntaria. Ahora, a lo que no estamos dispuestos es a permitir que se nos obligue a recordar y, además, celebrar alguna fecha de acontecimientos que maltrataron a la familia venezolana, porque la llenó de angustias o de luto, producto de traiciones; como se pretende, desde el oficialismo que se celebre el 4 de febrero de 1992, fecha que recuerda crímenes, violencia, traición a la patria. NO, esa fecha es para borrarla por lo macabra. Poner a nuestra oficialidad a rendirle honores a oficiales traidores a la patria es ofensivo a la dignidad de la institución creada por Bolívar en los momentos más brillantes y heroicos de nuestra historia.
Las armas de nuestro ejército siempre fueron empuñadas para hacer patria dentro y fuera de las fronteras, pero nunca contra nosotros mismos y menos para consolidar una traición como ese fatídico 4F.
Si hubiera que recordar esa fecha no sería para rendirle honores a oficiales traidores a la patria; es una ofensa a la dignidad de la Institución. Las armas de nuestro ejército siempre fueron empuñadas para hacer patria. Si hubiere que recordar esa fecha seria para rendirle un homenaje póstumo los jóvenes soldados que engañados vistieron su traje de campaña para violar la Carta Magna e intentar cometer un magnicidio.
La sangre de nuestros jóvenes soldados impregnaron las calles de la patria, sólo para complacer a un grupo de oficiales movidos por la ambición del poder, para hacer de Venezuela una patria mancillada por extrañas ideologías, ya rechazadas con anterioridad a sangre y fuego en la década de los sesenta.
Así, que si tuviéramos que recordar ese criminal acto del 4F seria para conminar a la justicia a que reivindique la memoria de los caídos, todos héroes anónimos, unos engañados y otros defendiendo la constitucionalidad.
La Importancia de las Fechas
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