Durante muchos años el síndrome violentista ha sido determinante en las acciones gubernamentales, una instancia de presión que debe ser aligerada de una manera, que siempre y en repetitivas ocasiones no es la correcta.
Todos los días aparecen rastros del mismo producto del fragor que ponen en marcha al anunciar medidas que siempre de un modo u otro vienen acompañadas por ese mal que carcomen hasta al más fuerte, no porque traicione sus ideales, sino por las retaliaciones y los desagravios que se viven en las calles venezolanas y sus deplorables resultados.
La violencia es desmesurada en los días actuales, sus resultados nefastos tanto que han resignado hasta la persona más sosiega o que simplemente actúa con gran lenidad. Un ejemplo, basta con leer un día el diario para darse cuenta del mismo, pero en este instante quiero hacer alusión a un hecho en particular, ocurrido el último fin de semana en la visita del candidato presidencial Henrique Capriles Radonski.
Los muchachos y demás personalidades fueron víctimas de la violencia descomedida, atentando contra su integridad física, mostrando debilidad y poca capacidad de diálogo, la intolerancia que cada vez se convierte en el estatus quo del gobierno en muestra del descontento colectivo y la única forma que ellos emplean para drenarla, al parecer la única que conocen, hasta de crear conciliábulos para llevar a cabo sus agravios.
Debemos tomar en cuenta todos los puntos de la concertación amistosa, que mejor que el dialogo, el arte de hablar y expresarse, claro está, no con improperios, sino de manera armoniosa, aprendamos del Satyagraha de Mahatma Gandhi, la resistencia pacífica, así podrán dar un ejemplo más correspondido y adecuado, no responder con el brazo de la fuerza y de la represión, al contrario, si esta nación goza de libertad de expresión, no es solo a nivel mediático que la gente pueda decir lo que quiera, también incluye acciones, tan simple como una congregación de personas realizando una caminata con los candidatos de una corriente especifica, eso es un acto de libertad de expresión, si la misma es agredida, boicoteada, y disgregada, vengan a decir que esto es libertad de expresión y de libre pensamiento, que por cierto se encuentra establecido en la Constitución Nacional en el artículo 57.
Es por ello que se deben tomar un compendio de medidas aptas para el buen desenvolvimiento de la tolerancia en la política venezolana, acabar con ese instinto Eros descrito por Freud, que menoscaba el sentir de la misma, ya sea dentro y fuera, por parte de los adeptos al partido de Estado.
A su vez enmarcados en hechos acontecidos en la misma actividad, la invitación es para miembros de la alianza, porque si se tienen desacuerdos, la invitación al dialogo es para los mismos, así les duela, los partidos tradicionales forman parte de la historia, y para tomar consciencia todos parten de la misma corriente, todos formaron parte de toldas populares de antaño y de allí su formación política, la historia lo remite, así que cualquier intolerancia, recuerden que son del mismo bando y su objetivo es común, así como los orígenes de todos los partidos, la consecución de la democracia y principios fundamentales de la fraternidad.