Cronica de la inseguridad

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El Culpable es él

Hace 14 años, un día como hoy, andaba el actual Presidente anunciando que él era el nuevo salvador de la patria y que al asumir el cargo comenzaría en nuestro país una nueva República fundamentada en la paz y el progreso. Muchos le creyeron y votaron por él. A otros no nos convenció porque fuimos testigos de lo que ocurrió el fatídico 4 de febrero de 1992. Hugo Chávez es electo el 6 de diciembre de 1998 y el 2 de febrero de 1999 asume la presidencia manifestando en su discurso que también robaría para dar comida a su hija. Desde ese momento, se desató en Venezuela la ola de violencia más grande de toda la historia y, por ello, es necesario sacarlo de la presidencia para que el país retome el camino de la paz y el progreso.

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Neptalí Paredes

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Crónica de la inseguridad

Debe haber una causa para que haya un efecto como en psicología; un estimulo, una respuesta, el suceso con dos delincuentes que intentaron  robar el centro de Reeducación y Rehabilitación de El Nazareno, de la zonal Araure, inspira este articulo (gracias a la Divinidad que mora en mi y en todos los seres sensibles, no disparó la escopeta conque me apuntaron, si no otra seria la crónica).
Hace meses visité la cárcel de San Juan, Guárico, y comprobé cómo venden y consumen drogas y licor libremente, como si tuvieran licencia (ahora infiero que pagan canon de venta libre al “pran“). Los presos deben pagar lo que ellos denominan “causa“ o especie de alquiler (al joven que visité le cobran 100 semanal y debe “montar“ garita dos horas diarias  para avisar si viene la guardia, a esta no le permiten entrar a la cárcel a requisar, le caen a tiro porque están armados hasta los dientes, a cada rato pasaba un “lucero“ o custodio, pistola en mano, es decir, que la seguridad que necesitamos en las calles y lugares donde residimos, existe es en las cárceles (se acabo el  robos en cárceles, viven como en tiempos de Gómez y Pérez Jiménez, un preso me contó que a alguien se le cayó un dinero y aunque muchos vieron, nadie lo agarró, sino que se le entregó al visitante porque la visita es sagrada, intocable (muy diferente en nuestras casas donde penetran a robar estando uno dentro o fuera). Salí decepcionado al cerciorarme de que no existe motivación para la regeneración del preso, todo lo contrario, las cárceles parecen centros comerciales informales, todos venden de todo: películas, comida, ropa (parece una calle central de la ciudad, con puestos donde se consigue de todo) pude ver como ofrecen “piedra“, crack y “monte“ en mesitas, como si fuera cigarros a la vista del público, es decir que esto lo ven, niñas, niños y adolescentes.
Se debe poner orden, acabar con la corrupción y podredumbre en las cárceles (el “Pran“ le paga a guardias y directores para y por dejar que se mantenga  el “negoción“, y estos se dejan sobornar.
Señores, esto es fin de mundo. Ahora el delincuente está mejor dentro que fuera, hasta dirigen sus bandas desde dentro de las cárceles. Las mayorías de las palabras utilizadas en nuestros diálogos o coloquios provienen de las cárceles.
Nosotros, que estamos dedicados a colaborar en la Regeneración y Evolución Espiritual, inferimos que es demasiado ardua esta tarea de encausar por el sendero de rectitud y probidad a la actual sociedad de consumo (esta es la raíz fundamental del caos social y consiguiente inseguridad: apego y búsqueda fácil de bienes mundanos sin que importe el modo de obtenerlos, todo lo contrario a cuando éramos jóvenes; se respetaba lo ajeno, existía probidad y veracidad en las personas, aun sin ser estudiadas). Ahora se miente por cualquier banalidad. Hay muchos instruidos que no son sabios y viceversa.
Enseñen y tendrán quien sepa. Eduquen y tendrán quien haga. El mejor adorno es el de la honradez  y la humildad, la madre de todas las virtudes.

Pedro Emilio Luna
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Un sistema policial en crisis

En la crisis actual que vivimos los venezolanos no escapa ningún sector, y entre ellos, el sector policial. Es por eso que vemos la imagen del policía está muy deteriorada; particularmente, creo que los valores humanos no se han perdido, lo que creo es que han sido solapados.
Es urgente rescatar esos valores, y para ello es necesario fortalecer todas las instituciones del país, ya sean gubernamentales, judiciales, legislativas, militares y policiales, desde la cúpula de estas instituciones hay que enviar un mensaje claro a los subalternos, es decir, ellos deben saber que la corrupción moral y económica no será tolerada, deberán recibir toda clase de estímulos económicos y sociales, pero que también sepan que serán castigados si cometen delitos, se de algunos policías amigos míos que siendo personas honestas han sucumbido ante la tentación y es que ellos dirán porque no corrompernos si nuestros jefes también lo hacen.
Creo firmemente que todo esto va a cambiar, los venezolanos no somos una sociedad de cómplices que aprobamos las malas acciones, sé también de muchos amigos míos que siendo policías y guardias nacionales hacen su trabajo con amor y no sucumben ante la corrupción, a pesar de convivir con un sistema policial que camina con muletas. Aprovecho para exaltar la extraordinaria labor realizada por el grupo anti-extorsión y secuestro de la Guardia Nacional y el CICPC, creo que están haciendo un buen trabajo con mucha mística y que podría ser mejor si recibieran mayores recursos y atención.
Los venezolanos estamos decididos a tener un mejor país, con instituciones fuertes y transparentes que sean el fiel reflejo de un pueblo noble y de corazón grande, este ha sido el sueño de millones de venezolanos desde hace tiempo y entre ellos me incluyo. Ese sueño esta cada vez más cerca de cumplirse, cada día se suman más venezolanos que queremos poner nuestro hombro para echar este país hacia adelante, en muy poco tiempo tendremos un país mucho mejor y, en medio de eso, tendremos una institución policial fuerte, con mejores policías, honestos y bien remunerados, que además se ganarán de nuevo la confianza de la ciudadanía a quien sirven y protegen; porque ellos también son ciudadanos de nuestra Venezuela.

Alirio Palencia
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¿En qué estamos fallando?

Estamos viviendo los venezolanos momentos de incertidumbre sobre el futuro del país y de su régimen democrático. El asesinato (a mansalva) perpetrado recientemente  contra dos miembros pertenecientes a la institución policial larense, ha causado indignación y estupor en todo el territorio nacional. Es otra herida mortal que recibe en el pecho heroico la directiva del cuerpo armado policial, por la forma tan vil cómo fueron acribillados estos dos abnegados funcionarios. Hay preguntas a flor de labios que todos repetimos: ¿se acabó la seguridad ciudadana en Lara, que hasta los propios policías están cayendo en el cumplimiento del deber? Una cierta tristeza se ha apoderado del ánimo de nuestros compatriotas. Además, cuando se miran las falencias escandalosas de las otras ramas del poder, el sentimiento se acerca a un resuelto pesimismo. Sin embargo, Venezuela, con todo lo que significa esa bella palabra en epopeya y compromiso, nos obliga a crecernos ante las dificultades y nos da fuerza en el alma para reconstruir caminos de esperanza.
Además, la democracia es el único sistema político capaz de corregirse a sí misma. Toca con urgencia extirpar las causas del desasosiego. La violencia homicida debemos enfrentarla y frenarla. Es hora que los integrantes de esta institución reciban el apoyo del gobierno regional y de la colectividad en general. ¿En qué estamos fallando? Esta es la pregunta que todos nos hacemos a la hora de analizar  la envalentonada inseguridad en nuestro país. Este cuestionamiento tiene mucho sentido porque nuestra sociedad es demasiado pasiva ante hechos tan lamentables como el ocurrido en el restaurante chino. En un corto período de tiempo se habrá olvidado esta tragedia y no habremos hecho algo para prevenir una situación parecida. Además, a pesar de tantos estudios jurídicos para endurecer las penas por delitos atroces, ahí seguimos viendo dramas diarios relacionados con mentes homicidas que sin compasión alguna atentan contra personas indefensas. ¿Se previene el delito castigando duramente? A veces los juristas se apegan a aumentar las penas para evitar la proliferación de delitos, pero el resultado es negativo. Considero que la solución no está tanto en hacer más drásticas las normas, sino en conocer científicamente cuál fue la causa del comportamiento degradante de un delincuente.
Para el Estado: debería ser claro de dónde salen estos criminales en potencia, porque su comportamiento anormal debe ser consecuencia igualmente de una situación anormal en su formación. El estudio del comportamiento humano no es del interés de las políticas del Estado, por eso se buscan erróneas soluciones como aumentar las penas por delitos. Los esfuerzos institucionales y las políticas públicas están descuidando las tareas específicas como el fortalecimiento del núcleo familiar, tan importante en el desarrollo humano. ¿Qué está ocasionando la disgregación de los núcleos familiares en Venezuela? Esta es una apuesta en que deben estar involucrados el Gobierno Nacional, la academia, la empresa privada, la iglesia (sumando todas las creencias religiosas) y todos los venezolanos. En un estudio de esta magnitud deben analizarse factores como el influjo de la televisión, la drogadicción, el alcoholismo, la formación de los padres de familia, la educación, los embarazos no deseados en adolescentes, la pobreza, el desempleo, entre otros, los cuales afectan el desarrollo social de nuestra vida en Venezuela y sería pieza clave para ahondar en las causas reales de esas tragedias que nos afectan y estremecen. Los días en determinados barrios, urbanizaciones o cualquier otro sector de la ciudad, pasan rápido y en apariencia tranquilos. Pero en las noches llegan a  ser eternas, con familias enteras esperando tras la puerta la eventual llegada de la muerte para sus hijos, a manos de verdugos siniestros que se erigen en señores de la vida y de la muerte. Todo podría ser diferente si desde los más altos niveles locales y desde los organismos encargados de combatir el crimen hubiese mensajes claros de tranquilidad y de certeza de que, con el esfuerzo de todos, el crimen no puede seguir convertido en la gangrena que mata a la sociedad entera.
Algo debe estar fallando en las políticas o en las tácticas de prevención o la vigilancia preventiva de los hogares.
No es posible seguir aceptando que millones de personas sigan siendo humilladas con la falsa promesa de que en  un mañana vivirán mejor. Es preciso tomar medidas que conduzcan a plasmar grandes ideas, por un lado, y a ser prácticos, por el otro. Lo primero para pensar en propuestas claras y viables, y lo segundo, para actuar de manera puntual y eficiente en la raíz de los problemas. No se puede seguir pensando y permitiendo que los pueblos vivan a merced de su destino. Se requiere el apoyo de toda una sociedad y de la voluntad de mentes abiertas y libres.

José  Fabio Oronoz
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Inseguridad y crisis policial

Este desgobierno, a través de 14 años de mando, ha sido incapaz e incompetente en la solución de la inmensa cantidad de problemas que padecemos los venezolanos en materia de educación, salud, vialidad, vivienda, alimentación, empleo e inseguridad. Ésta última, es la mayor de las crisis de la cual somos victimas sin distingo de posición social, económica, ideológica, ni color político, es decir, en este hermoso, bello pero pobre país, la vida de cualquier venezolano tiene un sólo precio: un balazo.
La inseguridad ha tomado ribetes de intolerancia promovida, proyectada y avalada por las malas acciones del régimen a la cabeza, del coma–andante comunista con su discurso soez, grosero, descalificador y ofensivo.
En varias oportunidades he escuchado de boca del presidente frases como “La burguesía imperialista dice que yo soy responsable de la inseguridad” “Si me tocara robar para darle comida a mi hijo, lo haría”; y ésta, de reciente data en ocasión del conflicto suscitado en la cárcel de la planta: “Entraré en conversación con los pranes”. Aquí demostró su falta de juicio y seriedad, toda vez que al asumir esta actitud esta dándole cabida a la creación de un Estado dentro de otro Estado.
El Presidente, en su afán de aferrarse al poder y mandar hasta el final de sus días, asume posiciones ilógicas, no le importa la vida de los venezolanos y su propósito está centrado en permanecer en el poder y proyectar su imagen a nivel mundial.
Nuestro ególatra y narcisista Presidente, se ha dedicado a tareas tan banales, como por ejemplo profanar los restos del Libertador para demostrar cuál fue la causa de su muerte, o la última ocurrencia, desdibujar el rostro real y original del Libertador, ¿será que esto solucionará la crisis en todos los aspectos que estamos padeciendo los venezolanos?
Gracias a Dios, un gran porcentaje de venezolanos hemos tomado conciencia y nos hemos preparado en el conocimiento de nuestros derechos ciudadanos a través de la constitución nacional. Es propicia la ocasión de mencionar en este espacio, parte del articulo 55 de la carta magna, ya que se refiere a la seguridad: “toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenazas, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes”.
La impunidad ha sido factor importante para proyectar, propiciar, incitar, y hacer crecer el auge de crímenes y homicidios, hasta llegar al asesinato de funcionarios con el objetivo de tomar represalias y despojarlos de sus armamentos reglamentarios para convertirlos y utilizarlos como instrumento en sus fechorías delictivas.
Con la gran cantidad de asesinatos a funcionarios policiales, se ha perdido el sentido de gobernabilidad del país. Este régimen ha destinado en el presupuesto del año 2012 el 130% para el gasto militar a objeto de combatir a un enemigo ficticio e inexistente que sólo es real en la mente bélica del Presidente, frente a un 30% asignado a la seguridad pública que es la que merece atención inmediata y efectiva. El combate debe tener, como norte, vencer la delincuencia que está diezmando a la población civil y policial.
Por otra parte, el Estado debe mejorar el sistema policial, tomando como elemento básico el mejoramiento del sistema selectivo del personal y al mismo tiempo mejorar sus beneficios sociales y salariales. Respecto a la interrogante ¿Debe haber pánico en la calle? Indudablemente mi respuesta es que si, toda vez que si se atenta contra la vida de agentes policiales que andan a la expectativa y armados que quedará para el ciudadano común.

Rafael Vargas Garcés

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La violencia como indicador social.

La sociología clásica ha definido la desviación social como un desfase entre los fines que se persiguen y los medios para lograrlo [Robert K Merton]. En este sentido; el delito no radicaría exclusivamente en la trasgresión de las normas sociales, sino también en la obtención de bienes por medios de acciones no aceptadas socialmente. De igual manera, el uso de violencia física, administrativa, estructural, política y psicológica serían indicadores que advierten sobre el fracaso de los procesos de socialización donde la disfuncionalidad de los mecanismos previstos para lograr el ascenso social no garantizan la superación definitiva de la situación de pobreza en la que nos encontramos. Desde esta perspectiva, la violencia funciona como un catalizador agraviante de la situación social caracterizada actualmente por altas necesidades materiales con pérdida casi definitiva de los valores humanos.
Ante esta realidad, la cultura del malo surge como eje simbólico emergente para establecerse como medio predilecto de aquel que no hallaría forma ni manera de solventar lícitamente su problema económico, el cual heredaría de generación en generación para desgracia de todos los que finalmente sufriríamos los embates de estas situaciones sociales sin que esto signifique su justificación desde el punto de vista del delito.
No faltaría tampoco la incompetencia gubernamental, ya que buena parte de las políticas sociales en general partirían de los clásicos del socialismo o el capitalismo clásico, presumiendo, equívocamente, que estas teorías contendrían una ideológica capaz de solventar todas nuestras deficiencias. Recordemos consecuentemente que el ser social como realización de la persona requeriría de una serie de bienes que garanticen, no solamente los insumos básicos como alimento, vivienda y vestido; sino aquellos bienes como celulares, zapatos de marca y vehículos de transporte que garantizan el éxito social y las posibilidades de relacionarnos de manera acorde con los valores predominantes.
En consecuencia, el uso de la fuerza sería producto de la ventaja de unos sobre otros y si de esto hablamos; la violencia en nuestro país, se ejerce en todos los ámbitos de la misma e involucraría tanto acciones individuales como grupales y gubernamentales. Consecuentemente, el enfoque del gobierno ante la violencia y la inseguridad sería también una calamidad social violenta, puesto que ésta, en su mejor expresión, no haría más que reprimir los efectos que indican que la sociedad actual no garantiza el bienestar social de todos sus individuos.

Ricardo Pérez
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Próximo Tema:

Política y deporte, ¿se deben mezclar?

En repetidas ocasiones, el Presidente de la República, Hugo Rafael Chávez Frías, ha usado la imagen de reconocidos deportistas venezolanos en diferentes ámbitos para exaltar la imagen de su proyecto político, usando recursos del Estado y espacios en los que medios de comunicación están obligados a transmitir, resguardándose en la ley de responsabilidad social en radio y televisión, ¿es correcto este uso de deportistas para su proyecto político?, ¿se confunde el deber del Estado con la labor del gobierno?, ¿qué hay detrás de estos mensajes?
Envíenos su opinión a [email protected] antes del viernes 10 de agosto y será publicado el lunes siguiente en la segunda página del cuerpo A, en la Página de los Lectores.

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