Los artesanos que diariamente, sobre todo los fines de semana, venden sus trabajos en la avenida Rotaria, o circunvalación este, de Quíbor, continúan esperando el nuevo mercado que hace más de un año les prometió el gobernador Henri Falcón.
Nelio Taborda, de la Asociación de Cooperativas de Artesanos de Quíbor, fue el portavoz de la preocupación.
Recordó que en octubre del 2014, el mandatario regional, durante una visita al lugar donde se encuentran, ofreció la limpieza del terreno inmediato y la construcción del mercado con capacidad para los más de 600 trabajadores y comercializadores de la artesanía.
“Él cumplió con la limpieza del terreno, que había sido convertido en un basurero público, pero hasta ahora continuamos esperando el nuevo sitio de trabajo”, agregó Taborda. Dijo que allí operan tres cooperativas, conformadas por madres y padres de familia que dependen de los turistas para el sostén de las mismas.
También recordó el luchador social que el mandatario regional, durante otra visita a Quíbor, en abril del 2015, ratificó la oferta, declarándoles que la obra se iniciaría tan pronto concluyera la del manto María Divina Pastora.
Sin embargo, afirmó, no hemos vuelto a saber nada sobre ese proyecto que representa mucho para nosotros porque nos permitiría trabajar con mayor seguridad a como estamos ahora, a la orilla de la carretera, por donde pasan algunos vehículos a toda velocidad, poniendo en peligro la vida de los compradores, y de nosotros también, cuando debemos cruzarla.
Aclara que un nuevo mercado en ese lugar no representa ninguna competencia para los artesanos que están al lado de la redoma de la tinaja porque cada quien tiene su clientela.
Taborda expresó su esperanza de que el gobernador Falcón recuerde su ofrecimiento y cuanto antes se inicie, aunque sea el movimiento de tierra donde se levantará la estructura que, de acuerdo a lo que se sabe, contará con todos los servicios, sobre todo de baños, necesarios para los artesanos y para los visitantes.
Mientras tanto, continúan atendiendo a los turistas en los tarantines por ellos mismos construidos, los cuales son desmantelados con frecuencia por antisociales para robarse las tapas de cinc o la madera.
Los artesanos también están exigiendo la intervención oficial para impedir que los precios de las pinturas que requieren sigan subiendo.
