#OPINIÓN Don Saúl y un sueño cumplido llamado Pancho #9Abr

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Desde que estudió veterinaria en la Universidad Central de Venezuela, Saúl Jiménez se enamoró de la raza Carora, no pudieron  culminar sus estudios pero su apego sentimental por estas vacas nunca decreció y  en la soledad de los cerros de La Opinión, en su finca Los Naranjitos siguió alimentando la esperanza de ser  criador de estos bovinos.

Veinte vacas apenas tenía Saúl, criollas muy buenas, amarillas y muy resistentes al clima y de gran rusticidad para andar y desandar por un suelo irregular con variadas inclinaciones y hendiduras. Hombre metódico y persistente hecho en la dureza de montañas rocosas y fraguada su alma en el taller de un silencio envolvente donde el cielo es el único amigo y confidente.

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Con sus vacas de cuatro litros y una perseverancia indeclinable Saúl Jiménez trabajó y ahorró, trabajo y no malgastó, trabajo y buscó la manera de cumplir un anhelo sembrado en los profundo de su pensamiento, comprar un toro puro raza Carora que le  permitiera incrementar la producción lechera de su rebaño.

En 1988 se fue a la hacienda Boraure y compró a Pancho, un torete hijo de Coronel Francés,  el semental estrella de la raza Carora de ese momento. Era un animal de 200 kilos que le costó seis mil bolívares, con esa cantidad podía comprarse tres toros probados de San Jacinto pero su sueño era tener como semental uno de raza pura y por ello invirtió su ahorro de años en adquirir un ejemplar de de alta pureza.

El Carora se expande en Falcón

En 1989 Don Saúl asiste a las ferias ganaderas de Coro y gana con Pancho el premio al mejor semental y de esta manera se inicia un proceso de expansión de la raza Carora en el Estado Falcón, sobre todo en el Municipio Democracia. Gracias a las mejoras genéticas introducidas por este semental, en apenas cinco o  seis años en Los Naranjitos hubo vacas líderes que comenzaron a producir 18 litros de leche al día, algo nunca visto en el sector La Opinión, lo cual animó a otros ganaderos como Juan Fernández y Reparado Caldera a introducir el Carora en sus  fincas, adquiriendo animales puros de varias haciendas registradas en Asocrica pero sobre todo de Montevideo. Don Saúl para renovar su plantel de sementales compró algunos a Edgar Alvarado, de su finca ubicada por la carretera Lara Zulia.

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“Nosotros comprábamos becerritos de una semana de nacidos para que se adaptaran a las duras condiciones de nuestra hacienda, zona de montaña, sana pero de terrenos abruptos, difícil para la siembra de pastos y con poca disponibilidad de agua. Así lo cuenta el abogado Juan Bautista Jiménez, hijo y alumno de Don Saúl, quien cuenta la historia ganadera de su padre con emoción y devoción filial.

Con el toro Pancho se inicia en toda esa zona falconiana un proceso intenso de mejoras raciales porque antes  de él no se conocía en toda esta región una producción de altos niveles, solamente se tenían animales con la intención de llevarlos a matadero y la poca leche que daban se utilizaba para la subsistencia diaria, para autoconsumo y hacer algunos kilos de queso. Con la introducción del Carora los esquemas cambiaron y la leche se convirtió en un renglón donde obtener ganancias para el ahorro  y la reinversión.

Remozamiento de la raza

Cuando Don Saúl compra su primer semental puro raza Carora tenía un pequeño rebaño, unas veinte vacas, de ganado criollo, de la misma línea genética del amarillo de Quebrada Arriba, es decir, el arranca los cruces con la misma base de mestizaje con la cual inicia su búsqueda Teodoro Herrera Zubillaga, por ello se puede considerar que el trabajo realizado en Los Naranjitos es una suerte de reforzamiento o remozamiento de la raza, privilegiando su rusticidad y su adaptación a las inclemencias de tierras escabrosas y altas temperaturas.

Según el doctor Juan Bautista Jiménez, ellos como ganaderos siempre han tenido presente esta fortaleza que caracteriza al Carora y por ello observan con beneplácito como sus animales han tenido un gran desempeño en diferentes fincas a las cuales han vendido novillas y vacas, por ejemplo en Tiburón Blanco del señor Alirio Silva y la hacienda Santa Bárbara de Daniel Rodríguez. En todas partes, en diferentes cuencas, las vacas de Los Naranjitos han demostrado su eficiencia en producción de leche y reproducción anual, lo cual a nosotros nos llena de satisfacción porque ello evidencia que hemos hecho bien las cosas según las instrucciones dadas por Asocrica  a quien agradecemos su constante asesoría.

El sello de calidad

Conocido el éxito de Don Saúl y sus hijos Saúl y Juan Bautista en la cría de vacas raza Carora se trasladan a Los Naranjitos Mario José Oropeza, Julio Cesar Álvarez, Carlos Arturo Álvarez y el doctor Franco Cerutti, para observar directa y personalmente el importante y singular experimento de unos ganaderos que por iniciativa propia  habían desarrollado  un mestizaje de alto rendimiento lechero y unos perfiles genéticos de extraordinario desempeño en una zona de difícil adaptabilidad para razas nobles.

Sorpresas mayor recibieron los directivos de ASOCRICA cuando le preguntaron a Don  Saúl si llevaba algún tipo de registro y como respuesta  les suministró un libro detallado con estadísticas precisas de producción, frecuencia  reproductiva, variantes morfológicas y líneas genealógicas. Mario José recuerda esa visita: “Ese día conocimos a un héroe de la ganadería, En unas montañas donde el paisaje lo dominan las piedras, con agua de represas y sin asistencia externa,  Saúl Jiménez levantó  un rebaño de vacas puras que cualquier finca con mejor ubicación  y mayores recursos envidiaría”.

En 1999 los Naranjitos participó en las ferias de Carora y no obtuvo ningún premio, en el 2000 tampoco pero a partir de allí, cuando descubrieron que a las vacas de concurso había que prepararlas con anterioridad, no dejaron de obtener galardones. Mistolin, Bailarina, La  Mejor, fueron algunas de sus niñas mimadas que recibieron premios en las muchas ferias donde participaron.

Vacas que en condiciones normales, a pastoreo y con alimentos concentrados produjeron siete mil quinientos kilos de leche por lactancia, una cifra de ensueño para el Municipio Democracia del Estado Falcón, una cifra envidiable para cualquier hacienda de cualquier cuenca en Venezuela

Avance a paso de león

Juan Bautista Jiménez es de hablar reposado como su padre Don Saúl, explica con precisión y sin jactancia alguna el proceso exitoso que convirtió a sus animales en sinónimo de productividad y resistencia. ¿Cómo están ahora? “Igual que nuestros animales estamos probando nuestra resistencia ante una problemática que todo el mundo conoce. Bajamos a ocho litros promedio porque la ganancia no da para suministrar alimentos concentrados, pero mantenemos sanos y bien cuidados a nuestros animales. ¿Ustedes han tenido sementales de renombre”:” Nacidos en nuestra finca no, es  ahora, luego de 34 años de cruces, cuando creemos que podemos hacer un aporte consistente a la raza, con toros que refuercen la rusticidad del rebaño manteniendo sus altos niveles de producción. En eso estamos, pero sin apuros y sin tomar atajos, Esa ha sido la filosofía  de nuestro padre y sus descendientes la continuamos con disciplina y apego a las recomendaciones de Asocrica”.

Mensaje a todos los socios de Asocrica

No basta con ser criadores de la raza, hay que ser dolientes de los animales Carora.

Jorge Euclides Ramírez

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