Al transcurrir una semana de haberse efectuado las votaciones para conformar la nueva Asamblea Legislativa y los consejos legislativos, así como los gobernadores, El Impulso consultó a los ampliamente conocidos politólogos y docentes universitarios Santiago Andrés Rodríguez y Piero Trepiccione acerca de la situación que, más allá de los resultados electorales, se le presenta a la población venezolana.
Rodríguez, desde Valencia, estado Carabobo, entrevistado por separado de Trepiccione, en Barquisimeto, piensa que para la inmensa mayoría del pueblo venezolano no tiene importancia efectuar procesos electorales porque no ve cambio alguno en el país a menos que el gobierno tienda puentes para lograr la gobernabilidad.
Trepiccione tiene la impresión de que el pueblo está cansado de la prolongada crisis económica, la cual le ha producido deterioro físico, mental y emocional, lo que le lleva a plantear el último proceso electoral como un motivo para el debate político y dejar a un lado los intereses individuales y grupales. Su propuesta es alejar la confrontación y lograr un plan de desarrollo nacional.
Incertidumbre y desconfianza
En estos momentos reina en todo el país la incertidumbre porque antes que haberse buscado resolver la crisis política, social y económica, que ha venido afectando cada vez con mayor gravedad a la mayoría de la población, adelantar elecciones no resuelve nada, dice Santiago Andrés Rodríguez. Pero, no puede ser para menos ese ambiente porque ya se está hablando de otra jornada electoral para designar alcaldes y concejales, cuyas votaciones será una repetición del mismo escenario que vimos el domingo 25 de mayo y el cual quedó reflejado en todos los medios informativos y en las redes sociales: calles desiertas, centros de votación con efectivos militares armados y poca afluencia de electores porque evidentemente acudieron los partidarios del sector oficialista.
Con tanta desmovilización ocasionada por la desmotivación tiene la oportunidad de atribuirse la victoria y seguir avanzando en los espacios públicos, el oficialismo; pero, tomando en cuenta los resultados numéricos la realidad nos dice claramente que el verdadero vencedor fue la abstención, resalta el especialista en política latinoamericana.
La abstención siempre va a favorecer a quienes detentan el poder y por esta misma circunstancia ellos tienen la capacidad de movilizar a sus partidarios para que, desde la madrugada hasta con prórrogas dadas por el organismo electoral, puedan votar; pero, concluido el proceso electoral, vuelve la realidad a presentarnos al país fraccionado, desencantado, frustrado y desesperanzado porque no ve intención alguna en que se resuelvan los problemas que a diario le preocupan y mortifican.
Este conflicto político que se ha mantenido por tanto tiempo incide lamentablemente en la situación económica, porque sobre todo Venezuela depende del petróleo como producto de exportación y ahora cuando se ha presentado la dificultad de que no lo puede comercializar libremente a consecuencia de las sanciones existentes, se empaña el panorama económico del gobierno, puesto que inevitablemente necesita de recursos para desenvolverse en su gestión, muy pesada por cierto por obligaciones con su nómina de funcionarios y trabajadores.
Como el Estado venezolano depende de la política, además de que este problema que se está presentando después de los dos siguientes de la jornada electoral del 25 de mayo, la situación económica se va a agravar más y eso generará más escepticismo, más desconfianza en las instituciones y, por supuesto, mucho más preocupación a la gente, observa Santiago Andrés Rodríguez.
Ante todo esto que estoy diciendo, yo no puedo tener una apreciación optimista de lo que nos esperan los próximos días a menos que el gobierno haga un gran esfuerzo en el sentido de tender puentes para lograr la gobernabilidad, que le ayude a recobrar la confianza a nivel internacional y pueda comenzar a resolver la situación económica, expresa. Pero, en líneas generales, el venezolano en este momento está desencantado, desilusionado de la política y desesperanzado porque siente que el voto está vacío de contenido y fuerza de cambio, no cree en las instituciones y ha perdido la confianza en el gobierno y en los factores de oposición.
Bajarle dos a la confrontación
Piero Trepiccione considera que el país está dislocado, porque por un lado están las narrativas políticas y por el otro, la realidad que vive la población venezolana. Aquí lo que está planteado más bien es que se realice una sumatoria de fuerzas, de anhelos, de dinámicas que apuntan, primero a una reconciliación nacional; y segundo, a retomar la senda del desarrollo, porque el status del país en lo político, en lo económico y en lo social no es el más adecuado.
Nosotros tenemos un país muy fragmentado, y disperso, donde hay grandes frustraciones, impactos severos en la cotidianidad de la gente y para llamarlo de alguna manera dislocado porque por un lado están las narrativas políticas y por el otro, la realidad de la población. El 25 de mayo no puede ser visto como una jornada más electoral, sino el motivo para pensar y debatir seriamente el país por encima de intereses individuales y grupales, a fin de encontrar el camino para la reconciliación y el desarrollo.
Trepiccione, quien es especialista en gerencia social y consultor en opinión pública, observa que los venezolanos se encuentran cansados por la prolongación de una crisis, que les ha producido un deterioro mental, un deterioro físico, un deterioro emocional y un deterioro económico debido a que todos los días tiene que enfrentarse al problema de la distorsión cambiaria y disminución del tamaño de la economía al cual sólo podría combatirse con planes para el desarrollo. con políticas claras, transparentes, que permitan el retorno de masivas inversiones extranjeras y lograr alianzas en todo el territorio.
Venezuela necesita en estos momentos mucha inversión pública y privada para recuperar toda su infraestructura y también su economía, pero eso no se logra con palabras y buenas intenciones, sino con un plan nacional de desarrollo viable, indica Trepiccione. Ese plan tiene que ser muy amplio y que coloquialmente le baje dos al tema político entendido como confrontación y le suba dos al tema político entendido como armonización y construcción de una visión compartida entre todos los sectores, y hacer caso a lo que la población está demandando en su comunidad, en su familia; es decir, en cambios que tengan que ver en su cotidianidad.
Trepiccione es optimista al hablar de las condiciones que ofrece Venezuela, destacando su ubicación geográfica, el acceso a recursos extraordinarios, una densidad de población relativamente adecuada y que con unas políticas claras se pudiera recuperar una parte importante de la diáspora para ponerla al servicio del desarrollo. Pero, advierte, la tarea más importante a cumplir en el menor tiempo posible está en las cabezas del liderazgo político, cuyo objetivo es de aplicar el sentido en estas tres líneas: apartarse de la confrontación, saber desarrollar inteligentemente la conducción del poder y recuperar la alternabilidad y los valores esenciales de la democracia porque para que ésta exista tiene que haber diálogos respetuosos y la construcción de consensos.
La situación del país está para que hagamos una catarsis colectiva como liderazgo político y como nación que nos permita remar en la misma dirección, finaliza. No solamente es factible lograr ese objetivo, sino que es altamente necesario porque la sociedad venezolana ha sufrido mucho a consecuencia de la crisis política, económica y social.