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La promoción reciente de El Helicoide como un sitio de interés cultural ha generado una ola de indignación en redes sociales y entre organizaciones defensoras de derechos humanos, que consideran la iniciativa como un intento de blanquear la imagen de uno de los centros de reclusión más emblemáticos de la represión política en Venezuela.
La controversia se desató tras la publicación de un artículo en el portal Resumen Latinoamericano, que presenta a El Helicoide —actual sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin)— como parte de un circuito cultural abierto a observadores internacionales y delegaciones oficiales.
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La iniciativa incluye visitas al “Museo Histórico del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana” y al llamado “Museo de las Guarimbas”, inaugurado en diciembre de 2020.
Sin embargo, esta visión ha sido duramente cuestionada. La organización Justicia, Encuentro y Perdón (JEP) calificó la propuesta como “condenable desde cualquier óptica” y denunció que se banaliza el sufrimiento humano al intentar resignificar como atractivo cultural un lugar señalado por prácticas sistemáticas de tortura.
“El Helicoide no es, ni debe ser, un atractivo turístico. Es un lugar que requiere resignificación desde las voces de las víctimas, no desde la narrativa del poder”, expresó JEP en una publicación en X (anteriormente Twitter), acompañada por denuncias documentadas desde 2014 sobre detenciones arbitrarias, tratos crueles y torturas cometidas en el recinto.
La reciente promoción de visitas al llamado “Museo Histórico del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana”, ubicado dentro del Helicoide, como parte de recorridos turísticos o visitas oficiales para observadores internacionales y delegaciones visitantes (como se menciona en el… pic.twitter.com/jWNDY4Ws20
— Justicia, Encuentro y Perdón (@JEPvzla) June 9, 2025
Memoria selectiva y descontextualización
Para los defensores de derechos humanos, esta iniciativa forma parte de una estrategia gubernamental para deslegitimar la protesta y construir una narrativa oficial que oculta violaciones sistemáticas a los derechos fundamentales.
“Convertir este centro de reclusión en un ‘museo’ sin reconocer su historia de represión es construir una memoria sesgada que ignora el dolor de cientos de familias”, alertó la organización.
La abogada y activista Tamara Suju también arremetió contra el artículo, que calificó como una “visión irreal” de lo que representa El Helicoide. “Pintan al centro de torturas casi como el Disney caraqueño”, escribió en su cuenta de X, recordando que actualmente hay decenas de presos políticos detenidos en condiciones inhumanas dentro del lugar, muchos de ellos incomunicados y sin atención médica.
Suju también rechazó que el Sebin —señalado por la ONU como uno de los principales responsables de la represión en Venezuela— sea presentado de forma positiva en la nota.
Denuncias internacionales persistentes
Las denuncias sobre las condiciones dentro de El Helicoide han sido documentadas de forma constante por organismos nacionales e internacionales. La Misión de Determinación de Hechos de la ONU señaló en su último informe que el Sebin utiliza este centro para ejercer tortura sistemática contra opositores políticos, periodistas y defensores de derechos humanos.
“Estas no son acciones aisladas, sino parte de un patrón represivo diseñado para silenciar la disidencia”, advirtió la Misión en su actualización de 2022, que además instó al Estado venezolano a cesar estas prácticas y garantizar investigaciones independientes.
El Helicoide, originalmente concebido como un centro comercial en los años 50, se transformó con el tiempo en un símbolo del aparato represivo. Desde las protestas de 2014, su uso como centro de detención se intensificó, acumulando un historial marcado por torturas, tratos degradantes, hacinamiento y falta de acceso a servicios básicos.
Una memoria construida desde las víctimas
Organizaciones como Voces de la Memoria han apostado por una resignificación del espacio desde el testimonio de quienes vivieron el horror de estar allí detenidos. En 2023, la agrupación lanzó un proyecto de realidad virtual que recrea las condiciones dentro del recinto, basado en relatos de ex presos políticos.
Víctor Navarro, fundador de la iniciativa y ex detenido, explicó que su objetivo es “humanizar las cifras” y acercar al ciudadano común a la magnitud de las violaciones cometidas.
“La memoria histórica debe construirse desde el respeto a los hechos, no desde la negación de lo ocurrido”, afirman desde JEP. Para las víctimas y sus familiares, cualquier intento de reescribir la historia de El Helicoide sin reconocer su verdadera función en la estructura represiva del Estado constituye un acto de revictimización.
Mientras el gobierno busca proyectar una imagen cultural y hasta turística de El Helicoide, voces de sobrevivientes, organizaciones y expertos insisten en que no puede haber reconciliación ni memoria verdadera sin justicia. La historia de este emblemático edificio no debe contarse como relato de propaganda, sino como testimonio de lucha, resistencia y sufrimiento.
El comunicado de la ONG destaca que en un país donde más de 300 personas murieron durante protestas en la última década, transformar el epicentro del dolor en vitrina institucional solo profundiza la deuda con la verdad y la reparación.
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