El Gobierno de Javier Milei expulsó de Argentina al dirigente venezolano José Gregorio Noriega, sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea desde 2020. La decisión, anunciada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, se enmarca en la política de “tolerancia cero” frente a figuras vinculadas al chavismo.
La ministra de Seguridad informó que Noriega había ingresado a Argentina desde Brasil apenas un día antes de la expulsión.
Bullrich: “El terrorismo chavista no tiene lugar en nuestro país”
A través de sus redes sociales, Bullrich escribió: “A este venezolano, sancionado por EE.UU. y la UE por asaltar la Asamblea Legislativa y encarcelar a diputados opositores, lo detectamos en Argentina y lo echamos: ¡no vuelve nunca más! El patovica de Maduro había entrado ayer desde Brasil, un día antes del partido. Hoy se va. ¡El terrorismo chavista no tiene lugar en nuestro país!”.
Reclamo opositor: presión desde Voluntad Popular
La medida se produjo luego de que el partido opositor venezolano Voluntad Popular (VP) hiciera un llamado público al presidente Milei y a Bullrich para que actuaran de inmediato contra Noriega. La organización lo señaló como “un colaborador clave del chavismo en el socavamiento de la democracia” y exigió que no se permitiera su libre tránsito en territorio argentino.
En un comunicado, VP expresó: “Que ningún aliado de la dictadura se mueva libremente (…) Noriega se vendió a la dictadura y hoy está libremente por el mundo, mientras valientes hermanos de lucha permanecen secuestrados por Nicolás Maduro”.
Noriega, sancionado internacionalmente
José Gregorio Noriega, exdiputado y disidente de la oposición venezolana, fue sancionado en 2020 por Estados Unidos y la Unión Europea tras ser acusado de colaborar con el chavismo en maniobras para asaltar la Asamblea Nacional y perseguir a parlamentarios opositores.
Desde entonces, ha enfrentado restricciones internacionales que limitan su movilidad y acceso a bienes. La expulsión de Noriega se convierte en un gesto político de alto impacto por parte del gobierno de Milei, que busca enviar una señal clara de rechazo al chavismo y de alineamiento con los aliados occidentales en la región.