La paz es posible

Ya fue anunciada la consagración de la Santidad de Juan Pablo II, el Papa que luchó por la paz y marcó los pasos para lograrla.
Así dijo que “la gran causa de la paz en los pueblos tiene necesidad de todas las energías de paz latentes en el corazón del hombre”.
Por ello hay que mantener siempre la esperanza, con indomable energía, convencidos de que la paz es tarea de todos, hay que hacerla por iniciativa propia. Hay que hacerla progresar y vivir en nuestros corazones, haciendo acciones para lograr hombres y mujeres libres, justos y fraternos, por ello Dios los nombra como Bienaventurados. Mantener y conseguir la paz es el resumen y coronación de todas nuestras aspiraciones, ya que sin ella todos los demás bienes humanos y espirituales son difíciles o imposibles de lograr.
Nos dio profunda tristeza ver cómo el máximo representante del gobierno se llenaba de orgullo en anunciar que en todos los lugares –montañas, valles y demás sitios del país— tienen, o están por tener, fortificaciones y equipos para una posible guerra nacional, que por ello Venezuela era inexpugnable.
Qué bello y bueno hubiera sido que hubiese anunciado que en cada Estado habrían, o teníamos ya, grades centros ultramodernos de enseñanza para nuestros jóvenes, para que fueran educados para el trabajo y el bien y que al final los preservaran de llegar a ser un malandro que generara, inseguridad, violencia y muerte, en fin una guerra como la que ya tenemos dentro de nosotros mismos, en lugar de ser formadores de familias honorables y de bien, donde la justicia, la moral y la hermandad fueran el Norte de nuestra nación, no la guerra que se busca y promueve sutilmente.