CARTA ABIERTA A DILMA ROUSSEFF

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DICTAMEN

Excelentísima presidenta del Brasil, disculpe mi atrevimiento, pero hay cosas que muchos venezolanos y latinoamericanos quisiéramos saber. Aunque ya estamos acostumbrados al coro internacional de los alcahuetes de oficio de los dictadores “socialistas”, no dejó de sorprendernos su nuevo rol protagónico en esta comparsa, en el marco de lo que fue la cumbre del Mercosur en Mendoza. Si el procedimiento para destituir a Lugo en Paraguay fue amañado y expedito, el utilizado por el Mercosur para excluir a ese país y abrirle la puerta a Chávez no fue diferente. La democracia en Paraguay pareció interesarles poco ante el apuro de aprovechar la circunstancia para complacer al magnate petrolero y pana de Lula, Hugo Chávez.  Pero lo que hasta ahora ninguno ha explicado, cómo es que se está de acuerdo con la inclusión de Cuba en la OEA mientras se excluye a Paraguay del Mercosur. Esto es clave para entender la coherencia y honestidad de sus posiciones que parecen responder a un criterio de  amiguismo interesado y no de principios democráticos. Si la excusa de la autodeterminación y la soberanía nacional sirve para avalar la dictadura cubana, entonces cómo es que no se aplica para el caso de una destitución institucional en Paraguay. La única explicación lógica es que para el Gobierno de Brasil y para el MERCOSUR hay una dictadura en Paraguay, mientras que en Cuba y Venezuela hay democracia plena. ¿Es esta la posición de su gobierno?
Si la sensibilidad democrática del Mercosur y del gobierno que usted preside es tan profunda que los obliga a romper relaciones con un país por una decisión de su parlamento, entonces no entendemos como se sienten tan cómodos con un presidente como Chávez que abiertamente persigue la disidencia, cierra y sanciona a medios de comunicación y mantiene un secuestro del poder judicial que le permite, entre otras cosas, poner presa a una jueza que osó tomar una decisión judicial sin su consentimiento. Aquí en Venezuela, respetada Dilma, los militares están obligados a declararse “chavistas” en su saludo oficial. Aquí se confisca por orden de una sola persona la propiedad privada legítima sin previo juicio ni pago indemnizatorio. Aquí se impone un modelo “socialista” a pesar de que fue rechazado en referéndum por el pueblo. Aquí hay autoridades paralelas designadas a dedo por el presidente para desconocer a los gobernadores de los estados legítimamente electos. Aquí las leyes más trascendentales del país las hace unilateralmente el Gobierno en virtud de una habilitarte fraudulenta hecha para burlar la elección popular que le quitó la mayoría calificada al caudillo. Es más, esos juicios sumarios parlamentarios como el que repudia usted en Paraguay, se han hecho y se siguen haciendo aquí, sino pregúntele a Chávez cuando tenga un tiempito qué es de la vida del anterior candidato presidencial opositor, o pregúntele por el actual gobernador de un estado llamado Lara. Por lo tanto, la invitamos a valorar con la misma confianza que lo hizo en el caso de Paraguay, la situación actual de la democracia venezolana. ¿O es que el cliente siempre tiene la razón y son muchos los negocios que tiene con el gobierno venezolano? ¿O es que Venezuela no se merece la misma institucionalidad democrática que hoy tiene Brasil?
Tampoco entendemos por qué se le da ese espaldarazo a Chávez justo cuando estamos en pleno proceso electoral en Venezuela, con toda la incertidumbre del caso en cuanto al futuro de nuestra democracia. Así como a Paraguay se le suspende hasta que haya una nueva elección popular, se ha podido esperar por los resultados del 7 de octubre en Venezuela para valorar mejor el cumplimiento de los parámetros democráticos que tiene el Mercosur y que hoy le aplican a Paraguay. La cuarta reelección de Chávez tiene importantes implicaciones democráticas que deben ser valoradas internacionalmente, así como se valoró el tema de la destitución de Lugo y la salida de Zelaya. No se puede juzgar unos casos sí y otros no, ¿verdad?  Porque es mentira que Chávez reconoce y acata cuando pierde. Cuando perdió la elección de la reforma constitucional socialista la impuso igual por vía legal, y cada vez que pierde por elección un estado o alcaldía la usurpa. Igualmente se inventó la habilitante cuando perdió el voto popular en las parlamentarias. Y cuando gana es peor, gobierna con criterio absolutista persiguiendo la disidencia, desconociendo los derechos de la oposición e imponiendo abiertamente un pensamiento único que no admite alternancia, pluralidad ni separación de poderes. Entonces, ¿Por qué no esperar el desenlace de estas elecciones trascendentales para valorar objetivamente la democracia en Venezuela? ¿Cuál es el apuro? Aquí ya la campaña electoral arrancó y el ventajismo es atroz. ¿Eso no le interesa verdad?
Igual pasa con el caso de Cuba. Estados Unidos ha dicho que permitirá la inclusión de ese país en la OEA cuando haya elecciones libres luego de sesenta años de dictadura. ¿Qué diferencia hay con ese criterio y el de ustedes expresado ahora en el Mercosur para el caso de Paraguay? Al menos en Paraguay habrá elecciones el año que viene con seguridad, cosa que lamentablemente no podemos decir para el caso de su protegida Cuba. Usted condena el embargo a Cuba pero le parece bien que Chávez le suspenda el envío de petróleo a Paraguay. Francamente no entendemos su posición. Lo único que nos queda claro es la complicidad evidente entre un grupo de mandatarios que reducen las relaciones internacionales de sus países al criterio subjetivo y hasta mafioso de un club de amigos, sin principios objetivos ni coherencia. Lo esperábamos de los “chulos” imitadores del Alba, incluso de esta Argentina acomplejada de los Kirchner, pero no de un gigante como Brasil con una democracia sólida que es incapaz de permitir internamente lo que está avalando ahora en el plano internacional. Mucho más digna es la posición del Pepe Mujica en Uruguay, que supo diferenciar la amistad de lo que debe ser una posición de Estado basada en principios. Usted está a tiempo.

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