Brasil y Paraguay se encuentran una vez más en cuartos de final de una Copa América. Los canarinhos quieren redimirse de aquella espantosa tanda de penales que los mandó a casa en 2011 y encaminó a los guaraníes a la final del torneo celebrado en Argentina.
El partido de este sábado por Chile-2015 se celebra en la helada ciudad de Concepción (sur), pero el campo está caliente, en un partido que promete ser muy físico, altamente defensivo y nada vistoso.
Mucho está en riesgo como para abrir el juego.
“Presionar y no dar espacios”, resumió por estos días el lateral guaraní Iván Piris.
Por un lado, Brasil quiere limpiar su imagen después de su desastroso Mundial-2014 y demostrar que puede superar su dependencia a Neymar. Paraguay, de su lado, pasa por una renovación, después de no clasificarse al Mundial cuando había quedado segundo en Argentina-2011.
Peligro: penal
Ambos equipos vienen realizando intensas sesiones de entrenamiento de cara a este partido decisivo y con sabor a revancha.
Además de 2011, Brasil y Paraguay se midieron en la Copa América de 1997 con victoria 2-0 para los auriverdes que terminaron ese año campeones.
Y por el estilo de ambos seleccionados, no se debe descartar la definición por penales.
El portero Jefferson viene entrenándose para esta posibilidad y Dunga ha hecho hinchapié en los cobros y finalizaciones del equipo ofensivo. El argentino Ramón Díaz también mandó ejercitar desde los 11 metros a los guaraníes.
“El punto fuerte de Paraguay es el balón aéreo, hay jugadores que cuando van para el área son peligrosos”, adelantó el excampeón mundial y actual entrenador de porteros de Brasil, Claudio Taffarel.
Brasil cayó en el estadio de La Plata en una horrorosa tanda de penales, en la que cuatro jugadores Elano, Thiago Silva, André Santos y Fred fallaron. Paraguay llegaba a semifinales sin ganar un sólo partido.
De ese cuarteto, sólo sobrevive Silva, que viene recuperando espacios en el equipo, después de anotar un gol espectacular contra Venezuela. Y estaba además en ese equipo el veterano Robinho, rescatado del exilio por Dunga a su regreso al equipo y que hizo un papel brillante sustituyendo a Neymar, suspendido por cuatro partidos.
