“Resistiremos hasta acabar con la dictadura”

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Celebrar el Día del Trabajador, en un país donde el desempleo es una constante amenaza ante los aumentos que decreta el presidente Nicolás Maduro, fue tan solo una razón  para continuar en las calles exigiendo la convocatoria a unas elecciones generales.

Se cumplen 30 días de resistencia, en los cuales la Fiscal de la República ha reconocido detenciones arbitrarias y la ruptura del orden constitucional; 30 días en los que la ciudadanía parece estar resteada, no con su dirigencia, sino con el futuro del país, que bastante comprometido está.

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En Caracas, la oposición se planteó este lunes llegar al Consejo Nacional Electoral desde el oeste, y al Tribunal Supremo de Justicia desde el este. Sin embargo, los primeros no lograron conquistar espacios como quienes salieron de Altamira o de la Plaza Brión. En efecto, desde las 10 de la mañana los manifestantes eran reprimidos en la urbanización El Paraíso, y mientras transcurría el mediodía, una bomba lacrimógena impactó en la cabeza del diputado a la Asamblea Nacional, José Manuel Olivares, lo que dio como resultado una sutura de 12 puntos y un edema cerebral leve.

Nadie se amilanó y así la concentración, que recibiría a los ciudadanos de Montalbán y de la Avenida O’Higgins, duró en su máxima expresión hasta aproximadamente las 2:30 de la tarde, luego de que la Guardia Nacional Bolivariana reprimiera sin contemplación.

Quienes decidieron tomar el este como opción, se reunieron en su mayoría en la Plaza Brión de Chacaíto y en la calle Élice de Chacao para confluir en Altamira, donde estaba dispuesta una tarima para la dirigencia y medios de comunicación.  El Himno Nacional no se hizo esperar, así como la vestimenta de color blanco y las banderas de Venezuela.

“Si no resistimos en las calles, el comunismo lo tendremos por 20 años más. No lo podemos permitir”, expresó una mujer.

Aunque la dirigencia fue aplaudida, sobre todo los diputados Gaby Arellano, Juan Requesens y Freddy Guevara, el discurso político ya no cala como en otras ocasiones antes de iniciar una marcha. Sin palabrerías ni dilaciones, la gente quiere llegar, aunque la orden para los efectivos de seguridad sea reprimir.

“Por la Cota Mil”, dijo el parlamentario Juan Andrés Mejía, mientras helicópteros de la Policía sobrevolaban en la cercanía y la gente en símbolo de rechazo mostraba su dedo medio.

1:00 pm. Represión en la avenida Eugenio Mendoza de la Castellana pero mayor resistencia. Minutos después, los líderes llamaron a transitar “por los caminos verdes” hasta llegar a la Florida y continuar el camino, pero el intento resultó fallido. Es indudable que la voluntad existe, sin embargo el equipamiento de los funcionarios logra el retroceso.

En vista de la negativa y la insistencia del helicóptero que jamás desapareció como señal de amenaza, decidieron tomar nuevamente la Avenida Francisco de Miranda a la altura de Altamira, y como en las movilizaciones anteriores apostarse en la autopista Francisco Fajardo.

“No dejen este lado solo que nos van a emboscar”, le comentaba un joven a su compañero, justo en el lugar donde Juan Pernalete cayó herido el pasado 26 de abril por el impacto de una bomba en su pecho.

Ya faltaban 20 minutos para las 4 de la tarde, y los antimotines no llegaban, algo muy grande estarían preparando decían en voz baja.  Sin pensar con detenimiento, tomaron la autopista hasta llegar a la urbanización El Rosal, escenario sin excepción de las máximas agresiones.

Al menos cuatro tanquetas y una ballena que esparcía agua con pimienta se encontraban en el lugar, mientras  que los jóvenes obstaculizaban la vía con peñones y algunas tapas de alcantarillas porque aunque estaba claro que no llegarían al TSJ, la rebeldía había que demostrarla. Fue entonces cuando cobró vida el lema de Freddy Guevara: Si los venezolanos no tienen paz, el Gobierno tampoco tendrá tranquilidad.

Con el transcurrir de los días, los gases continúan haciendo efecto pero la valentía es cada vez mayor, y al parecer, eso causa ruido en los que supuestamente están llamados a defender el espacio geográfico de Venezuela pero en realidad disparan horizontalmente contra sus propios     hermanos.

4:50 p.m. Logran dividir la movilización, unos cuantos continuaban enfrentándose con la ballena y otros lograron derribar algunas vallas que protegían a la base aérea La Carlota, luego de que un puñado muy pequeño de Guardias Nacionales que se encontraban allí resguardados dispararan bombas lacrimógenas y perdigones. “Nos provocaron, nos provocaron y aquí nos tienen cobardes”, decían exaltados.

En este punto es importante destacar que desde el inicio de estas protestas, el espacio militar no había ejercido ningún tipo        de represión contra los manifestantes.

Mientras este escenario estaba en su momento más álgido, pues los “jóvenes valientes” entraban en el espacio prohibido y los demás funcionarios no lograban avanzar por las barricadas, el Jefe del Estado convocaba, bajo la protección de los “espíritus de esta tierra”, una Asamblea Nacional Constituyente Comunal, para perfeccionar el sistema económico, social y político, que tiene en este momento a los venezolanos pasando la mayor hambruna de su historia, sin detallar el alto costo de la vida y la inseguridad tanto ciudadana como jurídica.

 

 

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