Una dolorosa conmoción se vivió ayer en la mañana cuando en un baño del ambulatorio de Bobare se produjo el hallazgo de un feto, que se calcula tenía veinte semanas, por cuanto la criatura estaba completamente formada.
Todo comenzó poco después de las siete de la mañana cuando la señora Elsa Riera, aseadora de la institución, se dirigió al baño de las mujeres y al ir a retirar una papelera vio horrorizada una cabecita humana en la taza de la poceta, rebosada de agua sanguinolenta.
En medio de una crisis nerviosa corrió hacia el escritorio de la licenciada Mariela Orihuela, quien también había llegado a las 7 de la mañana para cumplir con su jornada de enfermería.
-Venga para que vea lo feo que está el baño-le dijo.
-Si es para mostrarme algo sucio, no.
-No. Es algo increíble lo que pasa.
La licenciada Orihuela se trasladó al lugar y contempló aquella imagen que la llenó de terror y fue hasta el consultorio de la doctora, para notificarle el hallazgo.
-Cuando la doctora extrajo el feto, sin haber manipulado la palanca de la poceta, todo el fluido bajó, llevándose también la placenta -refirió la licenciada Orihuela.
Inmediatamente se pudo apreciar que la criatura estaba completamente formada y tenía por lo menos veinte semanas de existencia.
Fue colocado en un pato para que el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas tuvieran conocimiento del hecho.
Poco a poco fueron atándose los cabos del caso, pudiéndose saber que a la una de la madrugda de ayer de un carro descendió una adolescente de 13 años, quien era acompañada por su padre y una tía.
Como es usual, el vigilante notifica a la enfermera para que ésta tome los datos y luego pasa a la consulta al paciente o la paciente.
La muchacha pidió permiso para ir al baño y luego al presentarse en el consultorio le dijo a la médico que tenía un sangramiento; pero, no le participó que había estado embarazada, ni mucho menos que poco antes abortó en el baño de la institución asistencial
Cuando la profesional le confesó que dada su situación lo más recomendable era que se trasladara al hospital Pastor Oropeza, de Barquisimeto.
Al parecer, la jovencita le comunicó que se encontraba nerviosa porque había sido abusada por su padrastro, cuyo nombre no reveló.
Tal confesión llamó la atención de la profesional de la medicina y le pidió que le suministrara otros detalles.
Pero, de repente la adolescente manifestó que debía ir al baño y, en cuestión de segundos, desapareció.
Volvió al vehículo donde la esperaban sus acompañantes.
Sin embargo, nadie sospechó lo que había ocurrido, ya que después de ella más nadie se presentó al ambulatorio.
La aseadora de la noche es posible que no se haya dado cuenta de nada y al retirarse no le comunicó novedad alguna a su colega Elsa Riera.
Todavía ayer se observaban pequeñas manchas de sangre en el piso que da a la calle.
Se presume que la jovencita reside en uno de los caseríos de la parroquia Aguedo Felipe Alvarado, cuya capital es Bobare.
