Las autoridades del Ministerio de Educación tienen cero de calificación en la atención de la Unidad Educativa El Callao, ubicada en la comunidad Carorita, al norte de Barquisimeto. La institución está ubicada en una zona semi-rural que carece igualmente de la ayuda oficial. Los niños acuden a sus actividades académicas en medio de espacios desalentadores que, en lugar de motivarlos, causa desilusión en docentes y alumnos.
El hacinamiento es terrible. Los salones son reducidos; comparten una misma aula hasta tres secciones. Los profesores hacen un verdadero esfuerzo, así como el resto del personal, por evitarle mayores incomodidades a los infantes. Sin embargo, necesitan lo antes posible, una rehabilitación integral del plantel, de lo contrario, seguirán afectados por el caos.
Se trata de una penosa realidad que mantiene en descontento a los padres y representantes, quienes en reiteradas oportunidades han manifestado ante la Zona Educativa de la región y Gobernación de Lara, la dura situación de los escolares. “Pedimos ayuda a todos los organismos, deben unir esfuerzos económicos para sacar adelante la escuela con 16 años de fundada en el sector”, sostuvo Xiomara Suárez, dirigente vecinal.
Asimismo, planteó la preocupación que sienten por la situación del comedor escolar. Si bien tienen el apoyo con la dotación de alimentos, los alumnos debieron llevar sus propios envases para servir la comida y no cuentan con un área de comensales. Tienen que degustar los platillos en el salón de clases.
A la par de esa necesidad, las madres procesadoras de la escuela, manifestaron que hacen falta conservador de verduras, cucharas y platos, ollas, entre otros implementos de cocina. Además señalaron que desde el mes de diciembre no reciben el pago por sus funciones, sólo la vocación de servicio las motiva a seguir al pendiente de la alimentación de los pequeños.
Por otro lado, sobresalen las carencias en cuanto al deporte y recreación. Aunque tienen una pequeña cancha deportiva, no está techada y los ejercicios físicos son realizados bajo los inclementes rayos del sol. En este sentido, valdría la pena la donación del techo por parte de algún organismo oficial o ONG identificada con la infancia de sectores populares.
De hecho, existen tantas penurias en la institución que el parque infantil para los niños de preescolar son cauchos de bicicletas colgados de un árbol del patio, exponiéndose a riesgos como picaduras de animales o sufrir caídas accidentales. “Nos duele que los niños no cuenten con instalaciones dignas para su formación y sano entretenimiento”, agregó Suárez.
Mientras que sigue haciendo falta una pasarela para llegar hasta la humilde casa de estudios. Los niños (as) y docentes deben atravesar un pequeño buco para cumplir con las jornadas del día. La problemática ya fue presentada a las autoridades competentes pero no ejecutan la obra. En días de lluvias se ven en la obligación de suspender las clases.
Fotos: Daniel Arrieta