El senador y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay se mantiene en un estado de salud «crítico» pero «estable» tras el atentado que sufrió el pasado sábado.
Así lo informó este martes la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde el político se encuentra ingresado, en un parte médico que mantiene en vilo a Colombia y eleva las alarmas sobre la seguridad electoral.
Vigilia en la clínica
Según el tercer informe emitido por el centro médico, Uribe Turbay, de 39 años, «continúa en la Unidad de Cuidados Intensivos, con todo el monitoreo y los cuidados que requiere, permaneciendo en estado crítico».
A pesar de la gravedad, el parte añade una nota de cautela optimista: «En esa franja de complejidad se encuentra estable y las intervenciones realizadas en estas horas recientes mantienen su condición». El equipo médico sigue «realizando las acciones necesarias para mitigar el impacto de las lesiones que recibió», aunque su «gravedad y pronóstico siguen siendo las previamente reportadas».
Fuera de la Fundación Santa Fe, la vigilia es constante. Decenas de seguidores del político, miembros de su partido, el Centro Democrático, y periodistas aguardan con expectativa cualquier nueva información sobre su evolución.
La esposa del senador, María Claudia Tarazona, y otros familiares han liderado cadenas de oración y recibido un flujo constante de visitas de importantes figuras de la política colombiana, evidenciando el impacto de este suceso en el panorama nacional.
Contexto político
El ataque a tiros contra Uribe Turbay ocurrió el sábado por la tarde mientras participaba en un mitin en el barrio de Modelia, en Bogotá. Fue intervenido quirúrgicamente de urgencia ese mismo día debido a las heridas sufridas en la cabeza y en una pierna.
El senador es una figura con un profundo arraigo en la política colombiana, nieto del expresidente liberal Julio César Turbay Ayala. Además, su madre, la periodista Diana Turbay Quintero, fue tristemente secuestrada y asesinada en 1991 por narcotraficantes al servicio del capo Pablo Escobar, un trágico antecedente que resuena con fuerza en la memoria colectiva del país y añade una capa de solemnidad a este nuevo atentado.