#OPINIÓN Memorias entre nieblas y humo #12Jun

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“… «Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces.» dijo Marco Valerio Marcial, un poeta romano del siglo I, nacido en Hispania, cerca de la actual Calatayud (Zaragoza)…”

Jorge Puigbó

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El “último crooner”, así llamaron al gran cantante Toni Bennett. Esa palabra usada para elogiar viene del inglés «to croon», que significa cantar suavemente o susurrar, define un estilo melodioso que se impuso desde la década de 1920, impulsado por cantantes como Bing Crosby, Frank Sinatra, Nat King Cole, Perry Como, entre otros, ahora lo continuamos oyendo en la voz del joven Michael Bublé, quien continúa con esa tradición, tan agradable para los oídos. «Love For Sale», fue el último disco de Bennett junto a Lady Gaga, en el 2021, y lo traemos a colación porque la neblina del Alzheimer que él padecía no le restó un ápice a la calidad del mismo. “…No tenía notas, ni ayudamemorias. Estábamos asombrados, todas sus viejas canciones seguían ahí de alguna manera.”, comentó su compañera en la grabación. En la memoria de largo plazo, algunas emociones se imprimen profundamente y juegan un papel primordial en la reproducción posterior de los recuerdos. Sin lugar a dudas la música es una de ellas. 

La reflexión sobre porqué la música se nos incrusta en el alma dejando huellas indelebles nos surge cuando, expuestos a su sutil influjo en un ambiente propicio, tomamos conciencia de ello. Existen momentos que nos afectan que te recuerdan otros ya vividos y sientes la necesidad de compartirlos con otras personas o con los contertulios en ese gran chat real que nos rodea, se nos hace necesaria. No importa el medio que usemos para comunicarnos con los demás, conversaciones personales o telefónicas, correos por internet, chats, o tuits, o lo que sea, se trata sobre todo, de buscar que te entiendan cuando te refieres a una situación que viviste, a una canción que oíste o a personas y situaciones que conociste, se trata de compartir historia, de intercambiar recuerdos con diferentes personas, aun cuando no sean contemporáneas con uno, lo cual evidentemente es difícil, la existencia de lo que denominan brecha generacional hay que comprenderla y asimilarla. Es por ello que mencionamos al comienzo de este escrito al dúo de Bennett y Lady Gaga, dos estilos, dos épocas, generaciones diferentes que se encontraron en la música, un idioma común.        

Días atrás estaba oyendo música que, de acuerdo a mi perfil debidamente elaborado por algoritmos, me envió Spotify. Era una canción del compositor mexicano Agustín Lara, cantada por Javier Solís que, en su letra dice: “Humo en los ojos, cuando te fuiste, cuando dijiste muerta de angustia: ya volveré…”, y mientras sonaba en la corneta JBL, por cuestiones meramente naturales, nada mágicas, el cielo nublado intervino y completó el melancólico entorno dejando caer un “palo de agua”. Y esa tarde vi llover como decía aquella canción del maestro mejicano Armando Manzanero, la reviví, imaginé hasta la gente corriendo por la calle y la frase: “y no estabas tú”, me sacudió el alma. Existen esos momentos en los cuales la armonía se manifiesta con intensidad, todos los hemos experimentado, parecieran producto de una inesperada combinación, donde el ambiente que te rodea contribuye a la divagación nostálgica del pensamiento y rememorar instantes. Somos en gran parte recuerdos y esa ocasión no fue la excepción, continué invocando viejas canciones y la espesa neblina que envolvía a los árboles y el frío de la tarde caraqueña que entraba por mi ventana contribuía. Fue como si contemplara una vieja película, me retrotraje a una época en la cual oíamos en la radio del carro: » Un cigarrillo, la lluvia y tú, me trastornan, dejo mis labios sobre tu piel…me vuelvo loco. Cuando se acuerde la aurora de arrebatarnos los sueños, serán pétalos de rosas…no podré nunca barrerlos…”, en la inolvidable voz de su compositor el cantautor y poeta argentino Alberto Cortez.  Nos trastornaba de verdad, a ella y a mí. 

Cada melodía y cada letra que recordamos generalmente vienen aparejadas a ciertos instantes y la niebla gris que el viento arremolinaba entre el verde de las hojas parecía humo. Seguí soñando despierto con aquella película, El Último Cuplé, y evoqué a Sarita Montiel, modulando un tango a la española, con su voz extremadamente sensual y ronquita: «…tendida en la chaisse longue, fumar y amar…». Pensando en la letra de ese tango, en el cheslón, sofá o diván, impregnado de amor, se me ocurre que hoy día, casi nadie da el humo de su boca, pero sin duda, eso de aspirar un cigarrillo, antes y después, no se puede negar que era agradable y reconfortante. Siguiendo la divagación les puedo contar que, el viejo tango se las traía, eso de mezclar humo y amor de una forma tan descarnada para aquellos viejos tiempos, tuvo sus consecuencias y la censura del régimen franquista le prohibió una estrofa a la Montiel que dice: «…Tras la batalla en que el amor estalla/ un cigarrillo es siempre un descansillo/ y aunque parece que el cuerpo languidece/ tras el cigarro crece su fuerza, su vigor…». De las situaciones extremas que se presentaban por la afición al «humo embriagador», se enteraba uno por la prensa que, en ese entonces existía más o menos libre. Gracias a Dios en estos días, casi nadie fuma y menos en la cama adormecido de placer.

«Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces.» dijo Marco Valerio Marcial, un poeta romano del siglo I, nacido en Hispania, cerca de la actual Calatayud (Zaragoza). Mientras más se alarga nuestra vida, más nos llenamos de experiencias y de recuerdos amablemente seleccionados por nuestra mente y los cuales nos hacen soportable la vejes. Aquello de “yo lo viví” cobra plena vigencia. La música que guardamos en la memoria nos alegra, nos conmueve, y volverla a oír es uno de los grandes placeres de la vida, para reafirmarlo allí está el ejemplo del “último de los crooners”, Tony Bennett, quien, a sus 95 años, con la memoria afectada por el Alzheimer, pudo grabar su último álbum musical. Llueve otra vez en Caracas y suena en mi cuarto “I’ve Got You Under My Skin”, “Te Llevo Bajo mi Piel”, del gran Cole Porter, en la voz de él y Lady Gaga.

Jorge Puigbó

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