#Opinión: Reflexiones a partir del 8-O Por: Raul Salas Torres

Todo esto termino siendo parte de una oscuridad que te desnuda. En cualquier rincón de este país, sientes un malestar que sale como un mal aliento. Ese halito rojo que se hace inmutable, perenne que no hay manera de librarse de esta presencia. Fue mutilado el nacimiento de una esperanza para una vez más terminar aferrados a la terquedad y a los caprichos del azar, para continuar hundiéndonos en los estupores de la miseria, solo nos quedan retazos de un camino que ya se abrió.
Hoy se pueden escuchar los lamentos, pero lo que debe recordarse “es que esta lección la hemos asimilado” y aunque no se quiera volver para no caer nuevamente; la memoria es fundamental en estos casos. Nos hemos convertido en un pueblo que deifica su propia lapida y fermenta el sentimiento profano de su capitulación. Todo esto guarda un silencio, el país aún partido por la mitad, aquí ahora se asumen las desgracias como un destino intransferible no nos hagamos expertos en lamentaciones contradictorias y no escudriñemos bajos las piedras, trasnochadas utopías que deambulan como fantasmas, venidos de infiernos pasados, llenos de hambre, apenas y balbucen sus propias contradicciones .
Si uno cierra e intenta apretar los ojos para evitar mirar cualquier cosa, eso no da garantías de que deje de ocurrir, ni podrás librarte de su presencia y esta situación actual solo continuara palideciéndose frente a ti.
En voz alta, ahora, en voz alta, no tienes por qué avergonzarte, cada grito con conciencia librara al país de una pesadilla, llego la hora señores, “soñadores de la igualdad” sigue habiendo un camino, agradece, donde se aferran los pies.