Pido la palabra – Revolución… y mercado negro

Nuestra entrega de hoy está inspirada en el titular principal del viernes pasado de EL IMPULSO: “No hay cemento para entierro de difuntos en cementerios”.
Desde que llego la “revolución”, Venezuela ha sido objeto de un sistemático y progresivo proceso de desmantelamiento de toda la infraestructura industrial y productiva. En ese sentido, debemos entender que el empobrecimiento de la sociedad es un aspecto medular para la dominación y perpetuidad en el poder. La ruina económica permite crear las condiciones básicas para postrar al ciudadano bajo el dominio del estado y acabar con la posibilidad de financiamiento de liderazgos emergentes por parte de grupos empresariales. Paralelamente, el agotamiento de la capacidad reactiva y protestataria del ciudadano se canaliza mediante la implementación de severos métodos represivos ejemplarizantes…
La confiscación de las empresas aunado al manejo irregular y pervertido del aparato económico del estado, va creando un escenario de desabastecimiento, desolación y ruina nacional que deriva en la conformación y estimulo del llamado mercado negro, como método idóneo para estimular la creación de las mafias oficialistas que venden a precios elevados los productos que no se consiguen. La viveza criolla exponencialmente estimulada por el régimen, permite asociar los círculos de comercialización dirigidos por aliados del gobierno, que permite en los barrios la consolidación de los métodos de control alimentario y de productos de consumo masivo, los cuales bajo ninguna circunstancia pueden estar fuera del monitoreo del estado.
En el contexto descrito, el cemento conjuntamente con los insumos de la construcción, son renglones estratégicos que generan riqueza y crecimiento económico en los sectores productivos. Se hace necesario destruir esos espacios y restringir severamente sus ganancias. El estado se reserva para sí su producción y comercialización, lo que ocasiona un mercado negro dirigido desde el propio aparato del partido de gobierno en beneficio de los vivos que se apropian de su extracción y venta a precios exorbitantes. Es decir, un   producto regulado en 25 o 30 bolívares por saco, se consigue en el mercado negro en 500, 550 y hasta 600 bolívares, amparado en la nueva cadena de comercialización creada por la distorsión aberrante del aparato económico.
El resultado no puede ser más patético, porque esta situación lejos de beneficiar a los “pobres” y perjudicar a los “ricos”, castiga mayormente al ciudadano común que vive en los barrios, quien ahora, con la crisis extrema de cemento, derivada de la prohibición del suministro de este insumo a los privados, no puede ni enterrar a sus seres queridos…
Mis comentarios:
.- De continuar esta situación restrictiva y punitiva, el colapso llegará   hasta el sector alimentario, y entonces los “vivos” útiles, no podrán comer porque no conseguirán alimentos…
.- La tragedia de abastecimiento que se le viene encima al régimen, es de pronósticos reservados…
.- Las mesas de dialogo están preñadas de promesas y ofertas inviables, porque sencillamente no hay dólares…
.- Colapsó el modelo y eso lo sabe el régimen. Lo que pasa es que son prisioneros de la izquierda mundial monitoreada desde Cuba…
La justicia protege los pasos del hombre recto, la malicia causa la ruina del pecador… (Proverbios 13:6)
Sergio Borgel
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