«Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen» Juan 10:27.
Recién éste 2 de Septiembre cumplí un año más de vida que ya son 72. Pero como soy gemelo con mi hermano Wilfredo cumplimos entonces 144. Y como todo el mundo, esperamos los regalos de la gente más cercana. Lo cual a veces no sucede pero aprendemos a entender las limitaciones de todos. Sin embargo, si meditamos un poco en los regalos que esperamos, DIOS lo hace todos los días. Entonces no nos quejaríamos y daríamos GRACIAS al CREADOR.
Por ejemplo, cuando salgo a correr por la mañana vía autopista, me paseo por debajo de los cujíes que adornan las orillas del sector, por lo cual, recibo por lo menos tres veces a la semana la bienvenida de un concierto polifónico de chicharras o cigarras con un sonido que sería interesante medir en decibeles.
Ese sonido “ensordecedor” de inmediato evoca en mí las tardes soleadas en el solar de mi casa cuando era niño. Aquel, donde se encontraba un enorme cují que a duras penas nos guarecía del sol y donde jugábamos con estos animalitos mi hermano gemelo, Alonso el menor de los 13 hermanos y yo. Ese cují, que refresca mis recuerdos siempre, cuando corro, ya no existe. Dejó sus lágrimas bajo el polvo para dar paso al progreso.
Es bueno saber, sobre todo aquellos que todavía piensan que la naturaleza apareció por azar, evolucionando hasta ahora. Descartando la acción omnipotente y poderosa del arquitecto del universo, del Creador, que el canto bullicioso que escuchamos cada día en las chicharras, es entonado solo por los machos para atraer a las hembras. Y aunque el sonido es emitido a cualquier hora del día, es más frecuente e intenso al anochecer y al amanecer. Y curiosamente, cada especie emite su sonido. Propio, distinto, diferente, característico de cada una de ellas.
Otra cosa que debieran explicar los evolucionistas, es la perfección en la elaboración del sonido. Este es producido por un aparato estridulatorio situado en los costados del primer segmento abdominal, que consta de membranas quitinosas llamadas timbales y de sacos con aire que funcionan como cajas de resonancia. ¿Cómo les parece?
Es triste ver como hombres y mujeres brillantes. Con grandes estudios, con títulos y carreras universitarias que apuntan a la excelencia, son capaces de creer que las características de este animalito que hemos descrito anteriormente sea producto de la casualidad. Y que tiene su origen en la teoría del BIG BANG que acuñaron los franceses.
Pero si queremos de las chicharras aprendemos lecciones de la Creación, por cuanto la naturaleza es el otro libro del Altísimo. Así, como el canto de los machos, es un canto de amor exclusivo para el llamado de las hembras. Así, es el canto persistente de Dios para la criatura. Para quienes andan en un mundo de confusiones teológicas. Para quienes, cierran sus oídos y su entendimiento y le dan prioridad a su YO por lo cual se alejan más de Dios. Si Ud. quiere ser del redil del Señor, entonces reconocerá su voz y obedecerá. Si no, aún sin darse cuenta, atenderá el llamado del GRAN ENGAÑADOR. Dice Dios «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen» Juan 10:27. Un texto claro y contundente para meditar en él.
¡Hasta EL PROXIMO ARTÍCULO Dios mediante!
William Amaro Gutiérrez