A la espera de ser más ciudad

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Camino por la acera y se me limita el camino por un auto que entorpece el paso. Debo bajar al orillo del asfalto para continuar mi trayecto, en solo una milésima de segundo mi sentido auditivo percibe el sonido de una motocicleta, mis nervios agudizan. Mis reflejos se congelan, solo es una reacción adyacente al sentimiento que dejan los noticieros en mi mente. La inseguridad es nuestro diarismo. Subo la acera, mi calzado nuevo se preocupa por la moto que pasaba y los residuos de la lluvia que nos cubrió la noche anterior, los drenajes de mi ciudad no colaboran a verme limpio.

En la parada entro a disputar mi turno por abordar el transporte público, (la agonía del transeúnte),  cuarenta y cinco minutos después de esperar toca mi turno, ¡subo! solo queda el último asiento del fondo, cruzo la selva que es el pasillo de la unidad.

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Me siento. En el espaldar delantero logro leer: “soy María y busco novio, interesados llamar al número tal”.  Imagino que el chofer pasa por un despecho sentimental, el vallenato aturde mis oídos.

Llego a mi parada destino. Logro bajar después de cancelar el costo del pasaje, más la propina que se cobra el colector, más los interés por la música escuchada, más el vuelto que no me dio porque no tenía sencillo, ¡en fin! pago mi desventaja de no tener carro propio.

Camino por el casco histórico de la ciudad, los edificios gubernamentales se encuentran en su adyacencia, como también la basura, el desorden y los indigentes son parte del casco histórico.

En la esquina siguiente un defensor de la justicia hace su trabajo (un oficial de la policía del estado) chequea a un conductor y su vehículo, imagino que ejerce su labor, pide documentación, seguro, pagos trimestrales.

En poco tiempo a mi lado circula una motocicleta policial con tres oficiales en su uso, sin casco. Solo saludan a su colega al paso y siguen su rumbo.

En mi camino veo tanta negligencia, recuerdo tantos titulares, tantas noticias, tantas denuncias a políticos y entes gubernamentales, pero me pregunto dónde está la ciudad, dónde esta la sociedad, dónde y cuándo el colectivo dejó de ser persona y empezamos a solo mirar, juzgar y no dar.

Cuando y porque dejamos de apuntarle a la basura. Cuando y porque dejamos de identificar que el verde da el paso, amarillo nos previene y rojo nos exige un alto. Cuándo y porqué dejamos de ceder el paso y dar el asiento a mujeres y ancianos. Cuándo y porqué empezamos a contribuir una anarquía donde los demás son culpables y nosotros solo víctimas. Cuándo y porqué empezamos a ser recua y no líderes de nuestro destino.

Muere la luz del día, muere el centro y su ajetreo, mueren los espacios de la ciudad, muere la ciudadanía y los valores.

Cae la noche y las posibilidades de compartir en espacios públicos, los niños ya no pueden corretear, cualquier esquina de cualquier zona de cualquier clase social son blancos seguros de las fechorías.

Mañana será otro día, con  nuevas oportunidades, nuevas colas, nuevas anarquías, nuevas dolencias y la misma escasez. Espero que mañana seamos más ciudad.

 

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