Reflexión – Resetear el corazón

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Estoy casi seguro que la mayoría de nuestros amables lectores del Diario EL IMPULSO saben, lo que en términos de informática significa resetear. Una definición rápida que conseguí dice, “es poner en condiciones iniciales un sistema”. Pero, seguí buscando y encontré otra más completa que satisfizo mis expectativas espirituales. “Debemos definir esta acción como una vuelta a las condiciones iniciales en las que se encendió el equipo y arrancó el Sistema Operativo, descartando todos los cambios que hayan tenido las aplicaciones y que no habían sido guardados”. www.mastermagazine.info.

Si agudizamos nuestra percepción espiritual y ponemos el concepto en paralelo con el Evangelio de Salvación, encontraremos que eso es precisamente lo que hace Dios con la criatura. O sea, cuando Dios encendió el Sistema Operativo en el sexto día de la Creación, podemos decir, cuando creó al hombre, lo hizo a “su imagen y semejanza”. Entonces, todo marchaba a la perfección, pero, apareció el maligno hacker, y trastocó dicho sistema. Con gran habilidad introdujo el virus del pecado y contaminó todo lo perfecto que Dios había hecho. La forma maravillosa como operaba la Creación Divina. Sin embargo, en medio de la gravedad de la situación, Dios, inmediatamente consigue la solución “Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar” Gen.3:15. Es decir, el Unigénito Jesucristo vendría a morir en la cruenta cruz del calvario y cargaría con nuestros pecados para Salvación de toda la humanidad.

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Cuando el rey David vio su condición horrible de pecador, abrió su “sistema operativo” mental al virus del pecado, por lo cual, cayó en la escala más baja donde puede caer un individuo que se aparta de Dios, (codició, fornicó, adulteró, envidió, robó y asesinó), suplicaba de corazón. “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Sal.57:7. El rey pedía a gritos y con desesperación que Dios le “reseteara”. Le diera una “vuelta a las condiciones iniciales” y lo limpiara del virus del pecado con su maravilloso perdón. Y Dios lo hizo. Y lo hace si nuestro deseo es verdadero. La diferencia entre una máquina y el hombre es que la máquina no decide si quiere o necesita ser reseteada. Pero el ser humano sí. Tiene que pedirlo con corazón contrito, humilde, abierto y Dios de inmediato lo hará.

Lo más extraordinario de este procedimiento que Dios hace con la criatura contaminada con este virus, es que EL “descarta por completo todos los cambios” que haya habido en aquellos pecadores que los apartó de su regazo. Le dice al pecador verdaderamente arrepentido. “Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán” Isa. 1:18. Además de eso, le coloca su sello indeleble. Tal vez yo estoy escribiendo para alguien que siente que no tiene perdón por algo muy malo que hizo, pues déjeme decirle que si usted está verdaderamente arrepentido, Dios ya lo perdonó. Dice. “Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados” Isa.43:25.¿Cómo les parece? ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!

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