Karin Valecillos: No creo en la improvisación

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Jazmines en el Lídice, es el nuevo montaje teatral de Tumbarrancho Teatro, inspirado en las historias de 54 madres cuyos hijos perdieron la vida a causa de la violencia en el país, y quienes claman por la paz a través de campañas de sensibilización de Esperanza Venezuela. Fue escrita por Karin Valecillos y es dirigida por Jesús Carreño, con música original de Abiram Brizuela.

La pieza muestra la vida de seis mujeres venezolanas que han encontrado una manera de salir adelante por encima de la tristeza de haber perdido a sus hijos. La obra pretende ser un punto de partida para recuperarnos como sociedad y evitar que estas tragedias continúen repitiéndose.

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Se desarrolla en una humilde casa en el barrio Lídice en Caracas, aunque puede ser en cualquier barriada de una ciudad venezolana o latinoamericana. Meche es una habitante más de la zona, hace seis años perdió en manos de la violencia a su hijo Raúl. Sus hijas Anabel y Dayana, quienes también han perdido a sus hijos, tratan de persuadir a su madre de que se mude a otro lugar, pues el asesino de Raúl fue puesto en libertad.

La obra se desarrolla cuando ellas junto a Yoli, una vecina; Aída, abogada y amiga de la casa; y Sandra, la viuda de Raúl, se reúnen en casa de Meche para convencerla de marcharse. Sin embargo, Meche está arraigada a su comunidad, pues pese al dolor, ha encontrado en la pérdida de su hijo un vínculo con otras madres y siembra jazmines como quien siembra esperanza. Se plantea una gira nacional.

Actualmente se presenta los sábados y domingos en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural de Caracas lo sábados y domingos a las cuatro de la tarde, antes de iniciar su gira nacional. El IMPULSO asistió a una de las presentaciones y observó acertadas actuaciones y una férrea dirección. Luz, vestuario y escenografía terminan por crear ese ambiente de inseguridad y lucha por la paz, que atrapa al espectador para bien o para mal.

Según nos comentó la periodista María Fernanda Pérez, una de las gestoras del proyecto Esperanza Venezuela, «el montaje es una manera de acercarse desde lo humano al universo de estas venezolanas, que han encontrado una manera de salir adelante por encima de la tristeza, y que sus historias sean un punto de partida para recuperarnos como sociedad. Los testimonios de las 54 madres del Esperanza Venezuela forman parte a través de la ficción de la vida, de esos seis personajes, que buscan puentes que las una y que permiten que exista entre cada historia un hecho universal. Este montaje es también un homenaje a estas madres que se levantan y siguen adelante luchando por la vida».

El teatro está ofreciendo montajes variados.

La dramaturga Karin Valecillos le está sacando tiempo al tiempo, ya que está tecleando a toda máquina junto al periodista Carlos Roa, los libretos para la nueva telenovela de Televen, escrita por Ibsen Martínez. Y apenas llega a las tres décadas de existencia
-¿Trabajar como libretista de Ibsen Martínez, la ayuda a madurar como escritora?

-Desde que comencé como escritora en RCTV, he tenido la oportunidad de trabajar con grandes escritores como Neida Padilla, Ana Teresa Sosa, Martin Hahn, José Vicente Quintana, Iris Dubs, José Simón Escalona, y con la argentina Claudia Bono. Cada uno de ellos ha representado un gran aprendizaje en mi trabajo como escritora. Ahora que tengo el privilegio de trabajar con Ibsen Martínez me siento realmente honrada, no solo por formar parte del regreso a la televisión del autor de Por estas calles, sino por tener la oportunidad de dialogar con uno de los escritores venezolanos más agudos, que tiene una visión desenfadada pero a la vez crítica del país. Lo respeto en su trabajo como novelista, como dramaturgo. Trabajar con alguien a quien admiras es un regalo.

– ¿Es verdad que una de sus obras será llevada al cine? ¿Quién dirige?
-Sí, realmente dos de mis obras. La primera es Sobrevivientes, una versión de la obra 29/10/88 que cuenta la historia de Pinilla y Chumba, dos pescadores que sobrevivieron a la Masacre del Amparo y decidieron hacer justicia. Esta será la primera película de Tumbarrancho Films, la dirige Rober Calzadilla, quien ha tenido una mención especial del jurado en el más reciente Festival de Cine Venezolano de Mérida con su ópera prima

El país de Abril. Desde que hicimos el montaje, sabíamos que era una obra con gran potencial cinematográfico. Ahora nos hemos preparado para asumir este reto, ya hemos sido seleccionados por Producir en el Sur y gané una beca de Ibermedia con este guión para el Encuentro de Escritores Cinematográficos en Ciudad de México. Esperamos poder filmar en octubre de este año. También obtuve Desarrollo de Guión en el CNAC con la adaptación de Vino la reina, película que será producida por Rodando Films.

-Su grupo Tumbarrancho ya tiene un nombre sólido en el mercado nacional…

-Apenas tenemos 6 años en la escena nacional, y estamos muy agradecidos por la receptividad de los montajes, el apoyo del público y de la gente de teatro. Nuestra idea es ser constantes y perseverar en los temas que nos inquietan. Nuestra mirada siempre ha estado dirigida al país, reflexionar constantemente sobre lo que somos como venezolanos, y preservar la memoria de un país que uno de sus males es la tendencia a la evasión y al olvido.

-¿Cómo ves el panorama teatral a nivel nacional?

-Actualmente hay mucha variedad, y el público ha aumentado. Muchas iniciativas han ayudado a que las salas estén llenas. El circuito teatral de Libertador, el Festival Nacional de Teatro, el Festival Internacional de Teatro de Caracas han sido sumamente importantes porque despiertan el gusto del espectador por ir al teatro. Soy partidaria, y ya hablo de mi gusto personal, de obras vinculadas a nuestra realidad, creo que el país lo necesita.

Me gusta ver en el escenario obras como las de Elio Palencia (Tierra Santa, Mátame mamá, Penitentes), Ibsen Martínez (Petroleros suicidas) o Javier Vidal (Diógenes y las camisas voladoras) es a ese teatro al que me gusta asistir, pero sé que debe haber variedad y como dijo Serrat: Ha de haber gente pa’todo.

-También has realizado otros proyectos este 2013…

-Este año he tenido la oportunidad de trabajar en proyectos con otros directores, como es el caso de la versión de la Tetralogía del Petróleo de César Rengifo que hice para Río Teatro Caribe con el nombre de Bajo Tierra.

También he participado en la versión de la Orestíada de Esquilo para la Compañía de Teatro de Unearte. Escribir es un trabajo solitario, casi invisible, por eso se agradece cuando puedes ser parte del proyecto y los sueños de otros creadores. Un dramaturgo no existe hasta que un actor o actriz le da vida a las palabras, si no sucede ese milagro, nuestra historia siempre será una historia incompleta.

-¿Es cierto que tienes listos un poemario y un libro de cuentos?
-No, la poesía y la narrativa es un mundo al cual todavía no me he querido acercar. Soy muy respetuosa de los géneros, no creo que el hecho de que puedas escribir decentemente teatro, significa que puedes escribirlo todo. Por eso cuando sentía le necesidad de escribir para cine, me preparé para ellos, fui a estudiar Guion Cinematográfico en Buenos Aires, soy fiel defensora de la academia, del estudio. No creo en la improvisación.

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